China apagó durante una hora sus rascacielos más famosos y diversos monumentos históricos para dar un respiro al planeta, sumándose a la iniciativa de apagado de luces de la organización ecologista WWF.
EFE
A las 20.30 hora local (12.30 GMT), Pekín veía apagarse su edificio más alto, en pleno corazón del centro financiero, mientras la urbe de Xian, el hogar de los famosos guerreros de Terracota, dejaba de iluminar la muralla que rodea su casco antiguo.
A esa misma hora, la iluminación del “skyline” de la metrópolis de Shanghái, considerada el Nueva York chino, también comenzó a atenuarse, y la Torre Taipei 101, emblema de Taiwán, y el puerto de Victoria de Hong Kong se oscurecían.
China suma así ocho años de participación en esta “Hora del Planeta”, una iniciativa para luchar contra el cambio climático nacida en Sídney en 2007 en la que participan ciudadanos y gobiernos de todos los continentes.
La preocupación por el medio ambiente ha aumentado en China en los últimos años, especialmente por la grave contaminación del aire que se sufre en numerosas ciudades del país, que suele llegar de manera habitual a niveles peligrosos para la salud.
En este contexto, el Gobierno acelera las medidas para diversificar su modelo energético, fundamentalmente basado en el carbón, con el objetivo de “sanear” su aire y responder al malestar de la población.