¿No sabes identificar a un gay de clóset? No es fácil, esto requiere de un sexto sentido muy agudo y por supuesto de tener un radar y un olfato muy bien amaestrado.
Aquí te presentamos diez pistas presentadas por SDP Noticias que te ayudarán a determinar si ese chico pone en práctica el dicho: “En tiempos de guerra, cualquier hueco es trinchera”:
1. Ataca a otros gais.
No toleran ver que un gay orgulloso de ser quien es porque se ofenden, quieren alejarse, les huyen. Su excusa es siempre la misma, por qué tiene que ser tan “marica”.También está el que se vale de bullying para demostrar que es más “macho que otros”.
2. La amiga que acepta hacerse pasar por tu novia.
Muchos gais no asumidos tienen una amiga confidente a la cual le piden que hagan el papel de novias para disimular ante su entorno su verdadera inclinación.
Para muchos pensar en la posibilidad de vivir fuera del clóset es tan riesgoso e incierto como pensar en el amor. Algunos tienen la osadía de inventar ante sus amigos cómo es esta supuesta pareja en la intimidad.
3. El macho de machos
Todo gay de clóset usa como escudo su masculinidad y hombría en un esfuerzo casi sobrehumano para mantener oculto lo que es evidente, que eres una real “marica”. Y por qué lo eres, por la sencilla razón de que te vales de chismes, ofensas y tratos despectivos para exponer a otros y desviar la atención sobre tu pequeño secretito.
4. Eres un niño de mami
Son seres pensantes y adultos tratando de construir un futuro sin haber dejado las faldas de su mamá. Porque así crecieron, consentidos y mimados. Es por eso que abusan de otros seguros de sí mismos, tienen una serio problema de personalidad que tienen que depender de alguien superior -su progenitora-.
5. Enloqueces si te acusan de ser gay.
Tú puedes tolerar el bullying que le hacen a tus amigos diciendo que son gais, pero que lo hagan contigo y te conviertes en un ogro.
¿Te da miedo sentirte acorralado?, ¿a punto de ser descubierto ante el mundo? Nadie puede insinuar tal farsa, quien lo haga debe arrepentirse porque es la peor de la ofensas, ¡hipócrita!
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