No niego el aporte dado por las teorías económicas ni mucho menos, los proyectos, planes y programas derivados de su pensamiento. Sin embargo, centrarse en el pensamiento económico en sí mismo, como el eje principal que permitirá salir de una crisis estructural, es, sencillamente, una cuadratura mental que imposibilita superar integralmente la tragedia que padece la sociedad venezolana en su conjunto.
Ese mismo pensamiento fue lo que terminó de hacer fracasar el gobierno de Carlos Andrés Pérez, cuando intentó introducir el “paquete” económico de los llamados IESA Boys.
Y es que ni antes ni mucho menos ahora será posible superar esta tragedia porque la llamada mentalidad economicista de los pensadores al frente de la economía venezolana, tanto oficialistas como opositores, suponen que la solución ocurre únicamente a “realazo limpio”. Suponen, además, que acudiendo al Fondo Monetario Internacional o esperando el milagro de la subida de los precios del petróleo, podrán salir del atolladero.
La mentalidad economicista lleva a locuras como ordenar a ingenieros y técnicos de la Corporación Eléctrica y su ministerio, a realizar encuentros donde se ora y se reza, esperando que llueva y eso, solucione la crisis eléctrica nacional.
Mientras eso ocurre la olla de la presión social sube y sube. Las palabras prohibidas, como crisis humanitaria, crisis sociosanitaria, crisis carcelaria, entre otras, son ya diálogo entre parroquianos.
La crisis venezolana es ya una tragedia humanitaria. Y eso comparta la urgencia de salvar a gran parte de la población civil, de una inminente hambruna, además del desencadenamiento de epidemias, entre ellas las de carácter gastrointestinal, además de aquellas que parecen insólitas, como la sarna, que afectan directamente el desarrollo socioeconómico y productivo nacional.
La crisis venezolana no es tanto económico-financiera como de alimentación, medicinas y seguridad. Y sobremanera, de orden administrativo, ético y moral. En ese orden se presenta la crisis humanitaria. Eso es perentorio. Urgente. Y eso no lo entienden, ni los jerarcas del régimen ni los dirigentes opositores. De ahí que progresivamente la población esté sintiendo que debe, sola, buscar solución a sus necesidades para sobrevivir.
Por eso los intercambios de productos, alimentos y medicinas. O en la seguridad, los linchamientos de malhechores, rateros y violadores. Y esas y otras “soluciones” seguirán apareciendo hasta que se haga efectiva una solución drástica y definitiva.
Pero deseo indicar que la población venezolana, a su manera, como toda sociedad inteligente, jamás ha dejado de luchar por encontrarle solución a una situación que jamás buscó, y por el contrario, le fue impuesta. Líderes, dirigentes, jerarcas, burócratas que falsamente le ofrecieron maneras equivocadas para hacerlos más pobres y miserables. En una palabra: corromperlos. Además, darles una subeducación y una subalimentación. Y mantenerlos en el miedo y la zozobra de la delincuencia y la violencia.
Sé que esta crisis por la que atraviesa la sociedad venezolana en su conjunto, ha penetrado en lo profundo del ser nacional. Superarla implica, por una parte, la inmediata atención de la sobrevivencia de los más débiles –ya las estadísticas independientes hablan de un 48% de pobreza crítica- quienes apenas comen un plato caliente una vez al día. Por otra parte, los índices de desnutrición indican la falta de nutrientes; calcio, fósforo, hierro, entre otros, que mantienen en gravísima situación de sobrevivencia a infantes, entre 0 y 5 años. Dentro de esta población, quienes habitan las zonas más aisladas, campesinos e indígenas, están muriendo por falta de alimentación integral. Eso ocurre en este instante, ahora. Ya.
Es criminal seguir pensando que la crisis estructural venezolana se detiene con medidas economicistas. Con controles y colocando inspectores populares en centros de alimentación y medicinas.
O abordamos esta crisis humanitaria de manera integral, con inteligencia y rápidamente. O desgraciadamente, en las próximas semanas se agravará el drama social que traerá sus particulares soluciones, con más muertos, heridos, torturados y donde todos seremos protagonistas de una inenarrable tragedia que nos marcará el alma para siempre.
(*) camilodeasis@hotmail.com TW @camilodeasis