William Anseume: Absurdas e inconstitucionales discriminaciones en las universidades

William Anseume: Absurdas e inconstitucionales discriminaciones en las universidades

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El régimen antidemocrático de Venezuela (Esto ya nos lo hacen saber hasta desde fuera con ahinco: Vargas Llosa, Rajoy, Sebastián Piñera o Felipe González, sólo por referir participaciones recientes de políticos destacados en el mundo) ha tenido, como bien sabemos y vivimos, sus “pininos” fascistas.

El color rojo demarcador, en la vestimenta incluso de militares gritones de decálogos revolucionarios y del común de su gente, es apenas una muestra leve de ello. En una evidente segregación: los de rojo sí, los demás no. Dentro de los vestidos de rojo existen sus muy diversas clasificaciones socio-económico-políticas: los que se enfrascan en el poder (tipo ministros de cualquier cartera, poco importa, se las rotan o se las turnan) y tienen acceso benéfico a todo, los circundantes de Maduro, Cilia, Diosdado y otros pocos “elegidos”, separados de la particular chusma de rojo, su lumpen proletariado al servicio,caterva de bobos marchantes que van (iban) y votan (votaban)  porque los sábados les zumban comida o le han ofrecido un carro o la llave de un apartamento o casa, bien equipada, eso sí.

Este segregacionismo político, de evidente raigambre maquiavélica, se extiende a todo acto social, donde la comida, factor que sirve para profundizar ahora los mecanismos de exclusión de todo aquel que no participa de la barahunda chavista, debido al acreecentamiento de la escasez, juega un rol de importancia primordial: si estás sensado accedes a los alimentos baratos, regalados, precio justo, haciendo tu cola, desde luego; si no te sensas y te entregas al régimen con tus datos y las maneras de estar él informado de ti y cómo irte a buscar para solicitarte el agradecimiento respectivo que debes darle, ni de vaina.

Ahora bien, esto es cosa conocida (no aceptada sin repulsa), ya que lo vivimos todos a diario. La perversión, sin embargo, llega a las universidades de forma absurda e inclemente, cruel e inhumana, como ha sido éste y el anterior gobierno chavista en todo (veámoslo en lo que ocurre, por ejemplo, con la atención médica y los medicamentos en cuanto a su ausencia casi absoluta, lo que inaugura una especie de derecho, si no constitucional de facto, a la muerte más que a la vida).

El segregacionismo (no racial, aunque algo de ello hay) universitario de este régimen puedo ejemplicacarlo en dos aspectos que contravienen también de facto la constitución en cuanto ésta expresa la imposibilidad de discriminación. Esos aspectos son: el acceso de bachilleres a la universidad y la salud de los profesores y su familia.

Para acceder a la universidad a cualquier bachiller, ahora, cuando se eliminaron todos los exámenes de ingreso, se les cataloga por su lugar de procedencia o de habitación. ¿De dónde eres regionalmente hablando? Pues ahí es donde vas a estudiar. Impidiéndosele o limitándosele a los jóvenes alumnos, por brillantes que sean, desplazarse a otra región a formarse en la carrera profesional de su preferencia. Lo otro que le miden son sus condiciones socio-económicas. Algo así como que si el piso de la casa que habita, si es casa, es de tierra o de cerámica, si tienen él y/o sus parientes, recursos económicos desmesurados, pues ese estudiante, por brillante que sea, tiene menos o ninguna posibilidad de estudiar en universidades públicas.  Su destino está fuera del país o en las privadas, independientemente de lo que quiera estudiar y dónde. Lo último que se mide es el conocimiento que el alumno posee, y se mide por el promedio de notas (ya sabemos lo que estos significa en Venezuela, con liceos donde los estudiantes aprueban las materias por pintar paredes, por ejemplo). Así, el Sistema Nacional de Ingreso no sirve porque es discriminador y cierra el acceso a la universidad por procedencia o por bienes de fortuna familiares.

No menos grave es la discriminación absurda que sufrimos los profesores universitarios con el problema de la salud. Aquí se nos apubulla ferozmente por no ser empleados ni obreros. Resumo. Empleados y obreros universitarios tienen, como dice la recientemente aprobada Convención Colectiva, un seguro de HCM de Bs. 200 mil (Conocemos que este monto es ya insuficiente para una cobertura mediana siquiera de algún siniestro), pues los profesores continuamos con una coberura diferenciada, que en el mejor de los casos llega a cubrir 30 o 40 mil bolívares (acabándose así, más, con los institutos de previsión social del profesorado, con la posible protección de la salud). De igual modo se desprotege a la familia. Los padres e hijos de los trabajadores y obreros están cubiertos por pólizas gratuitas. La protección de los familiares deben pagársela en su caso particular los propios profesores. ¿Cómo se llama esto?

Entre todo el inmenso panorama de las discriminacionees y el segregacionismo fascista del gobierno, los universitarios también padecemos hondamente la enemistad del apartheid rojo, estudiantes y profesores no entramos en la escala de aceptación gubernamental, por tanto, para ellos somos eliminables por alguna vía, la de la segregación fue la más pasable y menos evidente que encontraron para hacernos ir del país o de la universidad.

wanseume@usb.ve

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