Alexei Guerra Sotillo: Cinismo en cápsulas

Alexei Guerra Sotillo: Cinismo en cápsulas

thumbanailalexeiguerraEl único atributo que nunca debería perder quien se dedica a la actividad política, es el sentido de la realidad. Es un imperativo para el hombre de empresa, desde el negocio más pequeño hasta la corporación más global. Pero para un político, el sentido de la realidad, ese permanecer conectado con la cotidianidad del sentir ciudadano, popular, con el tono humano y sincero de sus reclamos, angustias, de sus necesidades o aspiraciones, es verdaderamente el insumo fundamental para su mensaje y acción, y para el diagnóstico de la realidad sobre la cual actúa. Una vez en el poder, esta condición, este cable a tierra con el país, suele ser un indicador de su credibilidad, y del poco o mucho respeto que pueda generar, más allá de la diatriba o especificidades ideológicas.

Por eso, al leer lo que el embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos (OEA) ha dicho sobre la situación que atraviesa el país, es inevitable preguntarse si se está refiriendo al mismo país en el cual usted y yo vivimos, o acaso el largo tiempo dedicado a la actividad diplomática, le ha hecho perder cualquier perspectiva, o el sentido de realidad aludido. El embajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos, Bernardo Álvarez, consideró que es “irresponsable” hablar de que hay una crisis humanitaria en su país y señaló que hay naciones del continente en una situación “muchísimo más grave”. (…) Álvarez se pronunció en este sentido en una audiencia pública en la CIDH solicitada por organizaciones de la sociedad civil para denunciar el desabastecimiento de medicamentos y la marcha de un gran número de médicos venezolanos a otros países. (El Nacional, 4-4-16).

Hemos escrito al respecto en entregas anteriores, pero la reiteración de esta conducta, rayana ya en una mitomanía asumida como marca oficial de la retórica del gobierno de Nicolás Maduro, o de cualquiera de sus representantes más visibles, nos obliga a retomar el tema.





La crisis económica actual, generada por un coctel licuado en las aspas de políticas y decisiones erradas, de estatismos, controles, visiones fracasadas históricamente en el mundo décadas atrás, y en las cuales persiste obcecadamente el gobierno de Nicolás Maduro, ha sido también generada por la corrupción y el saqueo del erario público adelantado por funcionarios, militares, y actores que han ocupado posiciones claves tanto el escenario gubernamental, como en el backstage de la “revolución”. Las revelaciones recientes de los “Panamá Papers”, todo un desafio para las instancias judiciales del mundo, y las ubicadas por predios caribeños y latinoamericanos, en términos de profundizar en la lucha contra la malversación y blanqueo de dinero.

Comida. Alimentos. Medicinas. Tratamientos. Insumos médicos. Repuestos. Todo abunda en Venezuela, a decir del gobierno. Es exagerado hablar de “Crisis humanitaria”, ha dicho el embajador Álvarez. Todo un insulto a los padecimientos, a las miserias y empobrecimiento acelerado que gracias al fracaso oficial, sufren venezolanos día a día.

Hay algo que, por el contrario, abunda en quienes detentan el poder en el país. Lejos de la necesidad y el sol de una cola. Lejos de la angustia de una quincena que se esfuma en un instante. Descaro. Cinismo en cápsulas.
@alexeiguerra