Anja, el «ángel de la guarda» que rescató al pequeño Hope cuando vivía en la calle después de haber sido abandonado por su familia al creer que era un brujo, ha hablado de su increíble recuperación y del amor que siente por él, publica ABC.
Cuando Anja Loven vio por primera vez al pequeño andando desnudo por una calle polvorienta en Nigeria, estaba tan débil que apenas se podía sostenerse. Entonces, fue cuando la joven danesa, que trabaja para una ONG dio un nombre al niño para que le diera fuerza para recuperarse: Hope («Esperanza» en inglés).
El nombre hizo su trabajo y el pequeño ha vivido una increíble recuperación, casi milagrosa, en muy poco tiempo.
«Hope es como un hijo para mí. Le quiero más de lo que se puede describir con palabras», explica Loven a MailOnline. «Cuando entré en el pueblo y vi a Hope me quedé helada. Yo había sido madre 20 meses antes y estaba pensando en mi hijo cuando vi a Hope», comentó Anja.
El niño ingresó en un hospital inmediatamente después y allí los médicos detectaron que había contraído varias enfermedades durante el tiempo que había vivido en la calle.
«Tuvo el mejor tratamiento que le pudimos dar y todos los días esperábamos que pudiera sobrevivir… Muy pronto descubrimos que Hope era muy fuerte. Un pequeño luchador», dijo también Anja.
«Unos pocos días después de que lo rescatásemos mi marido y yo llevamos a nuestro hijo aque lo conociera. Fue la primera vez que vi a Hope sonreír».
Solo unos días después de que Anja pidiera ayuda al mundo para poder costear el tratamiento de Hope recibió un millón de dólares en donaciones. «Esto nunca lo hubiéramos soñado. Hemos estado luchando contra esta superstición de la brujería durante años y por fin el mundo entero ve lo importante que es el trabajo que hacemos», concluyó Anja.