Millones de telespectadores asiáticos se instalarán esta semana en sus sofás, delante del televisor, con el corazón a mil, para ver el final apoteósico de un culebrón surcoreano que ha seducido hasta al jefe de la junta tailandesa.
“Descendientes del sol” cuenta la historia de un capitán del ejército movilizado para una misión de paz en un país en guerra ficticio, Uruk, donde se enamora de una cirujana que trabaja en una oenegé.
Estas dos jóvenes estrellas han hecho vibrar los corazones de toda una región porque aunque este culebrón de 16 episodios ha conseguido impresionantes niveles de audiencia en Corea del Sur, retransmitido por la cadena KBS, es sobre todo en el extranjero que ha superado todas las previsiones.
El gran éxito de la serie se ve como la vuelta de la “Hallyu”, la ola surcoreana de música pop (K-pop) y de dramas (K-drama) que se expandió en Asia a principios de los años 2000.
“Descendientes del sol” ha alcanzado un éxito espectacular en China, donde se difunde de forma simultánea en la página web de streaming iQiyi.com, con más de 2.000 millones de vistas acumuladas. También es el tema más buscado y comentado en Weibo, el Twitter local.
“Si sigo mirando el K-drama, ¿encontraré un marido aceptable?”, se pregunta una usuaria de Weibo, “totalmente enamorada” del personaje interpretado por Song Joong-Ki.
El entusiasmo de miles de chinas que padecen “la enfermedad de Song Joong-Ki” incluso suscitó un consejo irónico del ministerio chino de la Seguridad Pública.
“Persiguiendo a las estrellas, hombres o mujeres, no os encaprichéis demasiado porque a veces las palabras irracionales pueden hacer daño para los que de verdad contáis”, dijo el ministerio en su cuenta Weibo.
– Una receta probada –
Normalmente, las series surcoreanas son filmadas a medida que van pasando los capítulos, para poder hacer cambios en función de la audiencia. Pero esta vez ha sido rodada en una sola vez para poder “responder a las exigencias de la censura” en la difusión simultánea en China, explica a la AFP el productor surcoreano Next Entertainment World (NEW).
Era un gran “riesgo” porque “ningún culebrón dramático pregrabado había tenido éxito”, recuerda.
La censura intervino sin embargo en la versión china, donde una escena de combates entre soldados norcoreanos y surcoreanos tuvo que ser suprimida.
Los derechos fueron vendidos a 32 países, entre ellos Estados Unidos, Rusia, Francia y Gran Bretaña.
El éxito se basa en la receta que hizo de los K-dramas productos de exportación lucrativos: personajes principales muy seductores, melodrama y amor.
Según los especialistas, la diferencia con “Descendientes del sol” es su patriotismo optimista, la actualidad del guión y sobre todo el hecho de que no sea “demasiado coreano”.
“Asia ha sufrido decenas de desastres naturales, como tsunamis o sismos, y la serie difunde un sentimiento universal de humanidad”, juzga Yun Suk-Jin, profesor de literatura coreana en la Universidad Nacional de Chungnam. Gusta a las audiencias internacionales “porque pasa en el extranjero y no en Corea”, agrega este profesor.
Todo esto tiene un coste. Cada episodio de la serie es vendido en China por 230.000 dólares, ocho veces más que “Mi amor venido de las estrellas”, que fue el éxito del 2014.
La localidad surcoreana de Taeboek, donde están grabadas las escenas de la caserna, abre los decorados al público a la demanda de la presidenta del país, Park Geun-Hye, que estima que ayudará al turismo.
Park no es la única responsable política que sigue la serie. En Tailandia, el exjefe del ejército ahora primer ministro, Prayut Chan-O-Cha, aprecia el sentido del sacrificio, de la obediencia y del deber que aparecen en el culebrón.
“Por favor, miradla. Si alguien quiere producir una serie así, quiero financiarla para que a la gente le gusten los representantes del gobierno”, anunció.