Los vecinos del sector La Quebradita 2, en el oeste de la ciudad de Caracas llenaron las planillas para que les vendieran las bolsas y aún no ha llegado la comida. Aunque la metodología para censarse varía según la zona de la ciudad, todo el registro lo hacen los consejos comunales. Son los que llenan las planillas y avisan cuándo van a vender la comida y dónde deben buscarla. Las personas que compran deben esperar 15 días para adquirirlas nuevamente.
Racionamiento. Lo que para el gobierno se trata de una nueva modalidad de distribución de productos básicos, para especialistas es otra medida de racionamiento con la que se les fija a los consumidores qué comprar, dónde hacerlo y en qué cantidad.
“Nadie duda de que los ciudadanos necesiten la comida, pero eso es como consecuencia de las distorsiones económicas que ha provocado el gobierno, que han acelerado la inflación y la escasez. Ahora venden estas bolsas que contienen lo que ellos deciden y además les dicen a los consumidores cuándo la van a comprar. Esto no es más que un racionamiento encubierto”, aseguró la economista y profesora universitaria Sary Levy.
La socióloga e investigadora de la Universidad Católica Andrés Bello, María Gabriela Ponce, coincidió en que se trata de un mecanismo de racionamiento. Cuestionó que no se haya dejado claro cuál es el criterio que priva al decidir cuál comunidad será la beneficiada.
“Falta mucha información y por eso es difícil determinar cuál es el impacto de estas medidas. Además, hay cosas que no cuadran. Por ejemplo, hacen un censo. Sin embargo, las bolsas son estándar, tienen la misma cantidad de comida así sea para una familia de dos miembros o de cinco”, indicó.
Levy y Ponce cuestionan que se deje en manos de los consejos comunales la venta de comida, pues se puede prestar para que haya corrupción. Al igual que Levy, Ponce no duda de que se esté usando la venta de comida con fines distintos al de ayudar a la población, como los que han denunciado dirigentes de la oposición.
Otro mecanismo anunciado por el gobierno para contribuir con las clases populares son las tarjetas de las misiones socialistas. Un plástico con el que se les otorgará a las familias 14.500 bolívares mensuales para la adquisición de alimentos y medicinas. Especialistas reiteraron que puede servir para aminorar los gastos, pero insisten en que el Ejecutivo debe trabajar simultáneamente para frenar las distorsiones económicas.