Apenas ha transcurrido una cuarta parte del año 2016 y el Fondo Monetario Internacional nos mete este tremendo susto: para el 2017 la inflación en Venezuela va a ser de 1.642% o 2.200%, de acuerdo al medio que se lea. O sea, lo peor todavía no ha pasado. ¿Eso será suficiente para despachar a Maduro y al Pranato que desgobierna al país? No quiero dar malas noticias, así que lo dejo a su imaginación mi estimado lector.
La crisis económica que golpea al Brasil es un lecho de rosas en comparación a la que se traga a Venezuela. Sin embargo, la popularidad de la Sra Rousseff oscila entre 10% y 12%, es decir, un tercio o la mitad de la que ostenta Maduro, según sea también la encuesta que se lea. “Y al despertar”, ambos siguen “ahí”, como el dinosaurio de Monterroso.
¿Cuál es la diferencia? Allá, en Brasil, las instituciones más o menos funcionan, y la oposición tomó la calle y tiene a Dilma y al lulismo acorralados. Aquí, en Venezuela, la única institución que más o menos funciona, la Asamblea Nacional, el Pranato la tiene acorralada.
¿Qué hacer? Esa es la pregunta de las 87 mil lochas. Pero creo, que la cosa va hacia donde está apuntando Chúo Torrealba, a quien en ocasiones he criticado pero hoy le reconozco que actúa en la dirección correcta y a quien le expreso toda mi solidaridad frente a la agresión de los malvivientes rojos.