La supuesta homosexualidad de Abraham Lincoln

La supuesta homosexualidad de Abraham Lincoln

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Un sombrero de copa alto, unas citas célebres y un magnicidio. Abraham Lincoln es uno de esos personajes históricos de los que en realidad se sabe muy poco más allá de ciertos brochazos. ¿Era un homosexual reprimido con un plan racista para instalar a los negros lejos de EE.UU? La clase de hombre que había debajo del sombrero se empieza a conocer en las últimas décadas gracias a biografías más incisivas, publica abc.es.

Tal día como hoy de 1865, el decimosexto presidente de Estados Unidos recibió un disparo en la cabeza cuando asistía a la representación de la pieza «Our American Cousin» de Tom Taylor, en el teatro Ford de Washington D. C, a manos de un sudista llamado John Wilkes Booth. Él y varios miembros de un grupo simpatizante con la causa sudista creían que al descabezar al gobierno de la Unión lograrían reanudar la Guerra de Secesión. Evidentemente se equivocaban, pues lo único que consiguieron descabezar fue la biografía de Lincoln. El mito barrió la biografía, solapando algunos episodios que resultan incómodos a ciertos grupos conservadores.

«Hay un soldado devoto del presidente, conduce con él y cuando la señora no está en casa, duerme con él. ¡Qué cosas!», anotó en su diario personal la esposa de uno de los asesores de Lincoln en 1862. Según el teniente coronel Thomas Chamberlain, un historiador del siglo XIX, Lincoln compartió cama con David Derickson, capitán de la Compañía K, encargado de custodiar a Lincoln, cuando su esposa Mary Todd estaba ausente. Aquellos rumores de homosexualidad acompañaron durante toda la vida a Lincoln, en un tiempo en el que esta condición sexual estaba más que censurada por la sociedad americana.

Se han enumerado hasta 11 diferentes compañeros de lecho para el presidente, si bien la relación más estrecha fue la que mantuvo con un mercader llamado Joshua Speed, con quién compartió casa y , según distintos historiadores, también lecho durante unos cuatro años. Si bien era frecuente en aquel tiempo que dos hombres compartieran la cama para calentarse, no lo era menos que estas situaciones dieran lugar a veces a aventuras eróticas. A lo largo de los años, los dos amigos siguieron conectados por vía postal y se confesaron algunos de sus miedos más profundos, entre los que se encontraba el pavor al matrimonio.

Lincoln, conocido por su timidez y torpeza con las mujeres, mostró a lo largo de su vida poco interés por el género femenino. «Si aguantas la ceremonia con calma, o mantienes la compostura lo suficiente como para no disparar la alarma de los presentes, estarás a salvo, más allá de la duda», aconsejó Lincoln a Speed en una de sus correspondencias al saber que se casaba. En esas mismas fechas, el decimosexto presidente escribió un poema sobre amor homosexual que desapareció convenientemente de su primera gran biografía, la que escribió su abogado. «Reuben y Charles se han casado con dos chicas, pero Billy se ha casado con un chico; ha probado chicas de todos los sitios, pero ninguna fue de su agrado», decían aquellos versos.

En su libro póstumo «The Intimate World of Abraham Lincoln» (El mundo íntimo de Abraham Lincoln), el psicólogo Clarence Arthur Tripp defendió que, probablemente, el presidente se sentía atraído por el sexo masculino. De hecho, Tripp ponía énfasis en que sus relaciones con las mujeres fueron siempre problemáticas, en contraste con sus cálidas y afectuosas relaciones con varios hombres. Véase el caso de Speed.

Un plan para alejar a los negros de EE.UU.

El esquelético y alto presidente, medía 1,9 metros, fue uno de los personajes más emblemáticos del Partido Republicano y la figura clave para lograr la abolición de la esclavitud en EE.UU. Sin embargo, esto no significaba que su pensamiento político pasara hoy la línea de lo que se considera racista. «Por el bien de vuestra raza, debéis sacrificar parte del bienestar del presente para llegar a ser tan grandes al respecto como los blancos», afirmó el presidente en 1862 a un público repleto de hombres negros. Intentaba así convencerles de que abandonaran la Unión y se instalasen fuera del país. «Especialmente en América Central, por la similitud del clima con la de vuestra tierra nativa», precisó en ese discurso.

 

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