La libertad de prensa se deterioró en todas las regiones del mundo en 2015, y en particular en el continente americano, que por primera vez figura por detrás de África en la clasificación anual de Reporteros Sin Fronteras (RSF), publicada este miércoles.
ANÁLISIS | AMÉRICA: Periodismo a punta de fusil y a golpes de porra
La situacio?n de la libertad de prensa se deterioro? en 2015 en el continente americano. Se explica por las crecientes tensiones poli?ticas en numerosos pai?ses, alimentadas por la recesio?n econo?mica, la incertidumbre sobre el futuro y los repliegues comunitarios.
Los principales obsta?culos a la libertad de prensa los constituyen la violencia institucional -como se registra en Venezuela (139º, -2 posiciones) y Ecuador (109º)- y el crimen organizado -Honduras (137º, -4)-, asi? como la impunidad –Colombia (134º, -6)-, la corrupcio?n -Brasil (104º, -5)-, la concentracio?n de medios de comunicacio?n –Argentina (54º)- y la vigilancia en Internet -especialmente en Estados Unidos (41º)-.
Me?xico, Colombia y la mayori?a de los pai?ses de Centroame?rica padecen los estragos del crimen organizado: ca?rteles, grupos paramilitares y narcotraficantes. El trabajo de investigacio?n es peligroso en estos pai?ses –en ocasiones, incluso imposible–, frente a la determinacio?n y el grado de violencia que se alcanza, que va hasta las decapitaciones. Me?xico (149º, -1) esta? marcado por una larga serie de asesinatos de periodistas, cri?menes relacionados con la corrupcio?n y el narcotra?fico.
El mayor descenso en la Clasificacio?n corresponde este an?o a El Salvador, que pierde 13 posiciones (58º). En este pequen?o pai?s de Ame?rica Central, corroi?do por la violencia de los ca?rteles, la situacio?n de la libertad de prensa no ha dejado de deteriorarse desde 2014, cuando ascendio? al poder Salvador Sa?nchez Cere?n, quien por cierto acuso? a los medios de comunicacio?n de participar en una “campan?a de terror psicolo?gico” contra su gobierno.
En Ame?rica es frecuente que las autoridades ejerzan cierto control sobre los medios de comunicacio?n. En Panama? (91º), que pierde ocho posiciones, el acceso a la informacio?n sigue parcialmente bajo el control del Estado. La cobertura de temas delicados, como la corrupcio?n, da lugar a procesos legales por difamacio?n. Los pai?ses en los que la situacio?n de la libertad de prensa se encuentra en peor estado siguen siendo Venezuela (139º), donde la prensa de la oposicio?n y los medios de comunicacio?n independientes intentan subsistir frente a las intimidaciones y maniobras del presidente Nicola?s Maduro, y Cuba (171º, -2), donde el re?gimen de Rau?l Castro sigue controlando casi por completo la informacio?n.
Costa Rica (6º, +10) sigue a la cabeza de la Clasificacio?n de la regio?n, e incluso se encuentra en el grupo de los diez primeros pai?ses a escala mundial. Con una legislacio?n muy favorable para la prensa y un verdadero reconocimiento de la profesio?n periodística, es el u?nico pai?s de Centroame?rica que no padece altos i?ndices de corrupcio?n y las consecuencias que estos generan en el acceso a la informacio?n. Jamaica (10º, -1) y Canada? (18º) completan el podio, incluso a pesar de que este u?ltimo pierde diez puestos. La libertad de prensa sufrio? mucho en Canada? a finales del mandato del Primer Ministro Stephen Harper.
En América del Norte, Estados Unidos (41º) acusa el efecto de la cibervigilancia, y Canadá, que baja diez posiciones (18º), vio su situación degradarse “al final del mandato del ex primer ministro Stephen Harper”, según RSF. México ocupa por su lado la 149ª posición.
El continente americano queda así por detrás de África, aunque la zona África del Norte/Oriente Medio sigue siendo la región del mundo donde los reporteros están sometidos a mayores presiones de todo tipo, de acuerdo con la ONG.
“Todos los indicadores de la clasificación apuntan a un deterioro. Numerosas autoridades públicas están tratando de recuperar el control de sus países, y temen que el debate público se abra demasiado”, comentó a la AFP Christophe Deloire, secretario general de RSF.
“Estamos entrando en una nueva era de la propaganda, en la que las nuevas tecnologías permiten a bajo coste difundir su propia comunicación, su información, su dictado”, analiza.