Que un varoncito juegue con muñecas no significa nada. Pero si lo hace todo el tiempo y también se pone los collares de mamá, quiere maquillarse, rechaza las actividades de hombres, fuerza la voz para suavizarla y, sobre todo, expresa que quisiera ser mujer, puede ser un niño con disforia de género.
Por Giuliana Chiappe/ El Universal
A sus once años, Hannah –o Xander como prefiere que la llamen– ha puesto en el tapete el tema de los niños que no se sienten cómodos con el sexo que nacieron. Médicamente, eso se llama disforia de género. Su madre, la cantante Karina, hizo pública su condición y anunció un proceso de inhibición del desarrollo corporal, que busca hacer más cónsona la apariencia de su cuerpo con el género que se identifica, hasta que tenga edad de recurrir a una cirugía de cambio de sexo.
Su caso ha generado muchas preguntas. ¿Existen los niños transgénero? ¿Cuándo un niño tiene realmente disforia de género?¿Qué deben hacer los padres? ¿Es algo que sentirá para siempre o puede cambiar con el transcurso del tiempo?. Sabas Castillo, psiquiatra infantil venezolano, explica que ciertamente y por muchas razones, algunos niños pueden tener disforia de género. Las causas son variadas, desde hormonales hasta sociales.
Afirma que lo mejor es dejar que el niño pueda ser libre, al menos en la casa. “Contra el deseo nadie puede”.
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