Las tareas de búsqueda de las cajas negras del avión de EgyptAir desaparecido en el Mediterráneo continuaron este domingo, tres días después del drama, con la esperanza de zanjar entre la tesis del accidente y la del atentado.
El presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, reafirmó contundentemente que en este momento de la investigación “todas las hipótesis son posibles” y que no se privilegia ninguna.
El vuelo MS804 se estrelló en el Mediterráneo en la madrugada del jueves con 66 personas a bordo, entre ellas 30 egipcios y 15 franceses, tras haber desaparecido repentinamente de los radares.
Los barcos y aviones de las Fuerzas Armadas egipcias y francesas rastrearon por tercer día consecutivo el mar entre la isla de Creta y la costa norte de Egipto, intentado localizar la carlinga del Airbus A320 y sus dos registradores de vuelo o “cajas negras”.
Un avión de vigilancia marítima francés “detectó el domingo bastantes objetos flotantes, probablemente relacionados con el avión”, indicó una portavoz de la marina francesa.
Las Fuerzas Armadas egipcias recuperaron el viernes del agua los primeros restos del aparato, un miembro humano y efectos personales de los pasajeros, y publicaron el sábado algunas fotografías en las que se ven una mochila rosa infantil, adornada con mariposas, un pedazo de la carlinga completamente destrozado, revestimientos rasgados de los asientos y un chaleco salvavidas intacto pero desplegado. Un niño y dos bebés figuran entre las víctimas.
“Desde entonces, se han rescatado del agua algunos restos pero ningún cuerpo”, aseguró a la AFP este domingo un responsable del ministerio de Aviación Civil que pidió el anonimato.
Sin embargo, aún no se encontraron las cajas negras, que sólo emiten señales bajo el agua entre 4 y 5 semanas antes de que se agoten sus baterías.
Hasta el viernes, el gobierno egipcio, pero también la gran mayoría de los expertos consultados por los medios, se inclinaban por la tesis del atentado, seis meses después de la explosión de una bomba a bordo de un avión de turistas rusos que despegó de una estación balnearia egipcia.
Este atentado, que mató a los 224 ocupantes del aparato, fue reivindicado poco después por la rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Ninguna reivindicación
Más de tres días después del drama del vuelo entre París y El Cairo, no ha habido ninguna reivindicación.
Un mensaje de audio del portavoz del EI, difundido el sábado, no mencionaba la tragedia. Al Furqan, el medio del EI que lo ha retransmitido, no publica reivindicaciones de atentados, que por lo general se realizan a través de las cuentas Twitter o Telegram de los principales propagandistas del EI.
Pero lo que ha reavivado la tesis del accidente técnico es la revelación el sábado de que el sistema automatizado del aparato emitió, durante unos tres minutos, alertas que indicaban humo, sobre todo en la parte delantera del avión, y fallos en los sistemas electrónicos de los comandos de vuelo. Aunque nada excluye, según los especialistas, que el humo sea consecuencia de un incendio voluntario.
El ministerio de la Aviación Civil egipcio confirmó el domingo por la noche que los controladores griegos fueron los últimos en hablar con el piloto, asegurando que no hubo “ningún contacto” entre este último y los controladores egipcios. El avión desapareció de los radares “menos de un minuto después de su entrada en el espacio aéreo egipcio”.
La hipótesis de la explosión de una bomba, aunque aún es teóricamente válida, ha perdido terreno.
“Aún es muy pronto para interpretar y comprender las causas del accidente mientras no hayamos encontrado ni los restos ni las cajas negras”, repitió el sábado en París el portavoz de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA), que envió a Egipto tres investigadores y un experto de Airbus. AFP