El conglomerado chino Wanda, cuyo propietario, el magnate Wang Jianlin, ha declarado la guerra a Disney, inauguró este sábado en China su primer parque de atracciones, pocas semanas antes de la apertura de un parque Disneyland en Shanghái.
AFP
Esta “Ciudad Wanda” de 2 km2 de superficie, situada en Nanchang (sureste), incluye un inmenso centro comercial con cines interactivos, junto a un parque temático de 80 hectáreas, equipado con “las más altas y rápidas montañas rusas” de China, y un parque acuático, según un comunicado del grupo.
El proyecto representa una inversión de 22.000 millones de yenes (3.353 millones de dólares), precisa el texto.
Frente a “la invasión” de culturas extranjeras, “queremos ser un modelo (…) y afirmar la fuerza de la influencia de los chinos en el ámbito cultural”, aseguró Wang Jianlin, fundador de Wanda, en la ceremonia de inauguración del parque, según informó la televisión oficial CCTV.
Una semana antes, Wang — el hombre más rico de China según la revista Forbes — había designado abiertamente a su adversario: el gigante estadounidense de ocio Disney, que abrirá a mediados de junio en Shanghái su primer parque en el continente.
“La locura por Mickey Mouse y Donald Duck (…) pasó, la época en la que imitábamos ciegamente a Disney terminó hace años”, dijo Wang en una larga entrevista en CCTV.
Wanda anunció claramente su intención de competir con Disneyland. Después del de Nanchang, el grupo chino prevé construir otros seis parques en China en los tres próximos años, y llegar a unos 15 antes del 2020.
“Queremos actuar de manera que Disney no pueda ser rentable en este sector (de los parques de atracciones) en China en 10 o 20 años”, insistió Wang Jianlin.
Sin embargo, los objetivos de Wanda parecen muy ambiciosos, según los expertos, que critican la falta de experiencia del grupo chino.
Lo contrario del grupo estadounidense que se basa en la franquicia de sus populares parques temáticos. El Disneyland de Shanghái, que ha necesitado una inversión de 5.500 millones de dólares, será el sexto parque del grupo, y el cuarto construido en el extranjero, después de París, Tokio y Hong Kong.
En China, Disney quiere llegar a una clase media en plena expansión, en un país donde realiza un parte cada vez mayor de sus ingresos cinematográficos.