Cuando se proyectó y construyó la Siderúrgica del Orinoco C.A. (Sidor), se pensó en el aprovechamiento de los recursos naturales disponibles en Guayana para la producción de acero con las entonces novedosas tecnologías de Reducción Directa y Hornos Eléctricos de Arco. Venezuela no solamente sería capaz de abastecer su mercado interno sino también de exportar uno de los materiales más demandados en el mundo de la construcción.
Nota de prensa
Por este motivo, el consejero de la junta de dirección regional de Primero Justicia en el estado Bolívar Braulio Merino, no justifica cómo una empresa de esta envergadura le ocasione menoscabo a la nación y se haya convertido no solamente en un antro de corrupción sino también en una empresa utilizada por el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) para ingresar mano de obra no calificada, a través de Alianza Sindical -colectivo oficialista que sabotea la actuación de Sutiss- para crear nóminas paralelas en otros entes gubernamentales y hacer propaganda política.
“No se puede permitir, bajo circunstancia alguna, que las empresas básicas como Sidor den pérdidas, independientemente de si están gerenciadas por el sector privado o por el Estado venezolano. Nadie edifica un complejo siderúrgico de esta magnitud para finalmente paralizarlo”, enfatizó Merino tras evaluar el comportamiento de sus últimos siete años.
La Siderúrgica del Orinoco Alfredo Maneiro –ejemplo de desarrollo planificado- fue fundada durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez en la Zona Industrial Matanzas, parroquia Unare, municipio Caroní, en Ciudad Guayana, estado Bolívar y fue considerada uno de los complejos siderúrgicos más grandes del mundo. En 1997, el gobierno de Rafael Caldera la privatizó a través de licitación pública que fue ganada por el Consorcio Amazonia, integrado por empresas latinoamericanas, porque -según informes del Ejecutivo-, arrojaba pérdidas al Estado. En abril de 2008, el presidente Hugo Chávez decidió estatizarla nuevamente debido al largo conflicto sindical que paralizó la empresa durante 15 meses.
Desde entonces, la producción de Sidor se vino a menos por múltiples factores: pésima administración, desvíos de fondos públicos, ausencia total de auditorías y seguimiento –lo cual ha generado una elevada corrupción administrativa-, la presencia de mafias gerenciales y sindicales, la escasez de repuestos y materias primas, y el comportamiento de los precios internacionales del acero, entre otros.
Merino recordó que en 2007, Sidor (aún en manos privadas) producía 4 millones 307 mil toneladas de acero líquido, pero al año siguiente cuando fue renacionalizada, bajó su producción a 3 millones 578 mil toneladas. Para 2009, la cifra se ubicó en 3 millones 083 mil toneladas y para 2010 cayó estrepitosamente a 1 millón 804 mil toneladas. Si bien en 2011 la manufactura se recuperó a 2 millones 458 mil toneladas, en 2012 disminuyó nuevamente a 1 millón 722 mil 400 toneladas de acero líquido. En los años 2013, 2014 y 2015 el panorama no mejoró, pues la producción se ubicó respectivamente en 1 millón 558 mil 404 toneladas, 1 millón 039 mil 625 toneladas y 1 millón 068 mil 091 toneladas.
Durante el último año en manos del Consorcio Amazonia, Sidor producía aproximadamente 370 mil toneladas de cabillas. Para 2013, la cifra estaba por debajo de las 200 mil toneladas.
El también economista dio a conocer un dato interesante y es que para 2007, Sidor arrojó ganancias por 704 millones de dólares, mientras que en 2012 las pérdidas superaban los 961 millones de dólares.
La capacidad de producción instalada de Sidor es de 4 millones 300 mil toneladas de acero líquido. Hoy no hay cabillas, alambrones ni envases para alimentos. El Estado venezolano ha tenido que importar cabillas de Costa Rica, según lo ha dicho el presidente de Sutiss, José Luis Hernández, quien además ha revelado que la producción más baja de la siderúrgica ha sido en manos de los militares.
Desechar el fanatismo político
Consultado en torno a cuál es el principal error cometido por los administradores de Sidor adscritos al Psuv, Merino respondió “el fanatismo político”. A su parecer no se puede desechar de plano la posibilidad de concretar alianzas estratégicas con empresas privadas conocedoras del ramo si éstas pueden generarle beneficios al país.
“Aquí hay una mentalidad de que el Estado tiene que manejarlo todo porque de lo contrario se es un vende patria. Mal puede llamarse apátridas a quienes abogan por reprivatizar Sidor, cuando este mismo gobierno le está entregando a varios países, en bandeja de plata, nada más y nada menos que la explotación del Arco Minero del Orinoco. Hay un doble discurso que la población no digiere. Esta gente, por un lado se dice socialista y por el otro representa el más rancio capitalismo de Estado”.
El dirigente regional de Primero Justicia propuso auditar a fondo a Sidor para saber qué hay y qué no, para conocer dónde están sus fallas, pero también potenciar sus fortalezas. “Es importante que se hagan alianzas estratégicas en las que puedan participar el Estado venezolano y el capital privado. Es vital que se exterminen los focos de corrupción que tanto daño le han hecho a las industrias básicas, que se sinceren las nóminas, dejando solo al personal calificado y retirando a quienes nada más las engrosan para cobrar un sueldo y hacer propaganda política”, planteó. El gobierno de Maduro ha venido desconociendo al Sindicato Único de Trabajadores de la Industria Siderúrgica y Sus Similares (Sutiss) y sus afiliados y sólo pacta con la oficialista Alianza Sindical.
La idea, insistió, es generar una relación ganar – ganar, en la cual Estado venezolano, empresa privada, empleados y obreros y arcas de la nación obtengan beneficios. “¿Qué más tiene que pasar en Sidor para demostrar que este modelo marxista-leninista fracasó? Rusia y China son ejemplos vivientes de lo que no se debe hacer. Durante años sostuvieron un modelo que mató de hambre y miseria a millones de personas y hoy por hoy ambos países registran crecimientos económicos importantes al cambiar de modelo. La China comunista se dio cuenta que el sistema capitalista fue el único capaz de brindarles crecimiento y beneficios hasta el punto de convertirlos en la segunda potencia del mundo”, detrás de Estados Unidos.
Está convencido Merino de que las empresas básicas como Petróleos de Venezuela (Pdvsa) y las asociadas en la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), no pueden seguir siendo cajas negras inauditables, cuyos recursos financieros y humanos sean utilizados expresamente para financiar y promover un socialismo fracasado o para favorecer a mafias, la mayoría de las veces liderizadas por funcionarios militares.
Recordó que la Venezuela petrolera que hoy tenemos y de la que se jactan los oficialistas con el falso slogan “Pdvsa ahora es de todos”, es la resulta de las alianzas estratégicas que hiciera Juan Vicente Gómez con las petroleras internacionales –entre ellas la Exxon Mobile-, en las primeras décadas del siglo XX. “Aún vivimos de una estrategia desarrollada hace casi 100 años. Hoy no sería posible construir un Complejo Refinador tan grande como el de Amuay”, enfatizó.
Finalizó Merino formulando la siguiente interrogante “¿Cómo puede dar pérdidas una empresa que mantiene un monopolio en el área de la producción de acero y que además ese monopolio lo ejerce el propio Estado venezolano? Eso es insólito. Se estatizó Sidor para que generara pérdidas y eso no tiene sentido. Acabemos con el proselitismo político en las empresas básicas como Pdvsa, Corpoelec y las de Guayana. Ese es el capitalismo más salvaje de todos, el capitalismo de Estado, donde cuatro familias deciden por 30 millones quiénes se van a enriquecer con los dólares preferenciales, quiénes quedarán en la pobreza, quiénes comerán y quiénes no. El capitalismo de Estado ha caído en todos los países del mundo donde fue instaurado por esta misma razón. Maduro y su gente critican a la empresa privada por la “simplificación” en los procesos de producción, pero aquí hay simplificación de las importaciones cuando las divisas se asignan a dedo a discreción del gobernante”.