Un delator asocia por primera vez a Temer con la corrupción en Petrobras

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La modelo venezolana Alicia Machado, Miss Universo 1996, recientemente convertida en un icono de activismo para las mujeres latinas, urgió hoy a votar en las elecciones presidenciales en contra del virtual nominado del Partido Republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, al que llamó “misógino”.

EFE





Cuando hace un año de que el magnate neoyorquino anunció que emprendía su carrera a la Casa Blanca, las asociaciones en favor de los hispanos People For the American Way (PFAW) y CASA in Action lanzaron hoy la campaña “El año de odio de Donald Trump” en Arlington (Virginia).

En una rueda de prensa, Machado, que se ha naturalizado estadounidense, pidió a mujeres y latinos que voten para impedir que llegue a la Presidencia “un loco ambicioso, un tipo ególatra, déspota, misógino”, a quien “ya no le basta el dinero para saciar su sed de poder”.

Tras sacar recientemente a la luz un conflicto vivido con Trump cuando el magnate presidía el concurso Miss Universo, Machado insistió hoy en que el empresario neoyorquino siempre fue “grosero” y la apodó “Miss Ama de Casa” para “burlarse” de ella en público.

Hace apenas unos meses, Trump reconoció que trató de obligar a la modelo a que perdiera peso, una presión que hizo a la joven caer en depresión, bulimia y anorexia.

“Sentirte discriminada hace que pierdas la ilusión de vivir, de alcanzar tus sueños, tus metas, hace que te hagas pequeñito. En especial cuando vienes de otro país a perseguir el sueño americano”, dijo la ex Miss Universo.

La modelo calificó al magnate de “racista” que está en contra de toda clase de inmigración e “ignorante que piensa que todos los latinos son mexicanos” y que todos los mexicanos son ladrones y violadores, en alusión a los repetidos ataques del aspirante republicano contra los inmigrantes de México.

Cuando hace un año Trump anunció que se postulaba a la Casa Blanca, para Machado resurgió “un monstruo” del pasado.

“Fue hace 20 años, no necesito recordarlo, fue muy duro. Pero después de eso me hice mas fuerte, orgullosa de ser latina”, enfatizó.

Por eso decidió hacer público su testimonio y “mostrar quién es el señor Trump y quién cree que somos nosotros”, con tal de incentivar el voto, en especial de latinos y mujeres.

Sin embargó, pidió que no se leyeran sus declaraciones como “una venganza”, ya que, de ser así, hace tiempo que habría optado por “demandarlo por mucho dinero”.

“No soy una chica de política (…). Pero sin darme cuenta me he convertido un poco en activista”, añadió.

Al lado de Machado compareció hoy también en la presentación de la campaña anti-Trump la activista Dolores Huerta, presidenta de la fundación que lleva su nombre y cofundadora del sindicato de trabajadores del campo United Farm Workers.

“La de Trump es una campaña de odio”, primero a los mexicanos, después a “musulmanes, discapacitados, mujeres y prensa”, enumeró Huerta.

“Esos ataques que hace a los homosexuales tienen resultados muy peligrosos”, señaló la sindicalistas, en relación a la matanza en un club gay de Orlando (Florida) el pasado domingo, que se cobró 49 víctimas mortales.

“Hay personas en nuestro país que no están bien de la mente, agarran esa retórica de Trump y les da como licencia para hacer estos ataques y matar gente”, argumentó.

Por eso, animó a los latinos a evitar una presidencia de Trump, pues “el desastre que ya ha causado en su campaña” podría ser “mucho peor”, como la nominación de un juez del Tribunal Supremo ultraconservador para sustituir al fallecido Antonin Scalia.

“Es triste que el Partido Republicano le haya dado su apoyo”, lamentó la activista que, si los conservadores se hacen con el poder, teme la promulgación de leyes anti-inmigración o que echen marcha atrás en el derecho del matrimonio homosexual o el aborto.

Para evitar tal escenario, Huertas animó a los latinos a “usar su arma más poderosa, el voto”.

Se espera que 13,1 millones de votantes hispanos acudan a las urnas para elegir al próximo mandatario de EE.UU., unas expectativas que, de cumplirse, superarían los 9 millones latinos que depositaron su papeletas en 2008, cuando el presidente Barack Obama salió elegido por primera vez.