Podríamos continuar haciendo referencias a lo acontecido en la semana, pero quiero llamar la atención sobre la celebración, el pasado 24 de junio, de un nuevo aniversario de la Batalla de Carabobo. Como en muy pocas y criticadas ocasiones, no se celebró en el Campo distinguido con su nombre, sino en una especie de encerrona en el patio de las academias militares en Fuerte Tiuna. La tristeza melancólica de este acto anuncia cambios profundos también en un estamento militar harto y fatigado por la incompetencia y corruptelas del alto gobierno cívico-militar.
Ahora bien, dejo expresa constancia de mi más enérgica protesta por el calculado olvido que en una fecha como ésta se hace de José Antonio Páez. Héroe indiscutido de la batalla. Ascendido a General de División en el propio campo de batalla por El Libertador, Simón Bolívar, quien personalmente dirigió las operaciones. El día de Páez debería ser el 24 de junio. La extraña obsesión antipaecista de Chávez y sus alabarderos ha llegado al extremo de distorsionar la historia y hasta de borrar su nombre de los textos que se imponen a los jóvenes en sus centros de estudio. No desconozco el valor de la unión entre Páez y Bolívar para hacer posible la liberación como tampoco la gravedad de las dificultades generadas por su distanciamiento activo en los últimos años de la vida de El Libertador. Pero para mí es indiscutible que el verdadero fundador de la República de Venezuela fue José Antonio Páez, presidente para 1830. Ojalá y en este país hubiera la suficiente serenidad como para discutir éste y otros temas históricos con la altura y seriedad que se necesita.
Lunes, 27 de junio de 2016
@osalpaz