El referéndum británico a favor del Brexit no sólo tendrá consecuencias negativas para ese país, la Unión Europea y el mundo; sino que la actividad turística también lo padecerá en el mediano plazo.
Decisión visceral, desinformada y mal valorada por los líderes ingleses, que se tomaron a la ligera este asunto; sus consecuencias están poniendo en entredicho, incluso, a la democracia como la mejor forma de gobierno.
Hay quienes consideran que el Brexit puede ser la advertencia más dramática de las consecuencias de la llegada a la presidencia de Estados Unidos de Donald Trump, cuyas posiciones coinciden con el racismo y patrioterismo que alentaron aquella medida.
En el terreno de los viajes, este fin de semana la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), que dirige Tony Tyler, difundió un primer análisis sobre el impacto del Brexit en el Reino Unido:
1. En 2015 las aerolíneas transportaron a 117 millones de pasajeros entre el Reino Unido y la Unión Europea.
2. El proceso de salida del Reino Unido de la Unión Europea podría dilatar dos años o más, lo que generará incertidumbre sobre el impacto económico de esta decisión.
3. Estimaciones preliminares dicen que el número de pasajeros aéreos podría reducirse entre 3 y 5% para 2020, debido a las expectativas de un giro a la baja de la economía regional y al debilitamiento cambiario de la libra esterlina. En el mediano plazo tendrá un impacto negativo en los viajes de larga distancia.
4. El Reino Unido modificará su regulación aérea, que alterará el acceso de las aerolíneas de la Unión Europea.
Los economistas de IATA sostienen que el Producto Interno Bruto (PIB) británico será entre 2.5 y 3.5% menor en comparación con el avance que habría conseguido dentro de la Unión Europea.
Estiman que la libra esterlina se devaluará entre 10 y 15% de aquí a 2020, lo que alentará un aumento en la llegada de pasajeros foráneos de entre 2.8 y 4% a ese país contra una contracción en la salida de británicos de hasta 5.6 por ciento.
El Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC), que preside David Scowsill, comentó que la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea “no tendrá efectos en el corto plazo”.
El periodo de negociaciones está planeado para dos años según el Tratado de Lisboa, refirió, e incluso se puede ampliar por acuerdo de las partes.
“Estamos entrando a un periodo de incertidumbre en el mercado que pondrá presión en los viajes y el turismo de negocios; pero como siempre, este sector es elástico y esperamos que el negocio de los viajes de placer mantenga la cara arriba ante estos cambios”, señalóScowsill.
Manuel Díaz Cebrián, exdirector del Consejo de Promoción Turística en Europa y quien se especializa desde hace una década en el mercado del turismo británico hacia México, destacó el impacto de la devaluación de la libra.
En un sólo día ya tuvo una de las caídas más grandes de su historia, dijo, y eso pesará en la capacidad de gasto que han mostrado los británicos.