No hay atenuantes: la bancarrota de Venezuela obedece al fracaso de un modelo llamado socialismo del siglo XXI que tuvo en sus manos la mayor riqueza petrolera con la que ha contado el país en toda su historia y la pulverizó en medio de una política económica disparatada, una fuga de capitales fenomenal estimulada por el mismo gobierno con aquella insensatez de los ministros de Finanzas de Chávez de colocar deuda en dólares adquirida con bolívares y por una corrupción rampante donde están involucrados algunos oficiales de la FAN para deshonra de este cuerpo castrense. Actualmente Venezuela está acosada por pagos de deuda externa por más de US$ 10.000 millones anuales que no tiene cómo pagar pero lo hace al costo de sacrificar las importaciones.
Es por todas estas razones que la opción del referendo revocatorio aparece como la única válida para comenzar a enderezar el rumbo y a la vez trazar un norte que permita recobrar la gobernabilidad, estabilizar la economía y reanudar el crecimiento con baja inflación para de esta manera mejorar la capacidad adquisitiva de los salarios y el bienestar de los venezolanos. Cerrar la vía del referendo revocatorio significa abrir un espacio donde cualquier cosa puede pasar y se corre el riesgo cierto de sumir a Venezuela en una ola de violencia no conocida en su historia más reciente.
La alternativa para la gobernabilidad de Venezuela la representa hoy la Unidad Democrática, la amplia mayoría de la cual goza y su liderazgo, ante el desgaste del PSUV y sus socios de infortunio. En ese sentido, desde la Asamblea Nacional, la Unidad Democrática promovió la presentación al país el documento titulado 10 Propuestas para Superar la Crisis Económica, donde se plasma un visión del nuevo país que debe florecer superada esta tragedia y las principales acciones y medidas para darle a la economía un nuevo sendero de progreso e inclusión social.