La escasez está afectando el comportamiento de los niños

La escasez está afectando el comportamiento de los niños

Foto AVN
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Padres, maestros y especialistas están preocupados por las consecuencias de la escasez en el comportamiento de los niños. Fabrizio es un niño de 3 años que, a pesar de su corta edad, ya asocia que para comer hay que hacer cola. Ve a sus primos alimentar las crías de una gata y dice espontáneamente: “La gatica está tomando leche porque su mamá hizo una cola de gatos para comprarla”. Todos ríen, pero sus padres muestran preocupación por algo que “no debería ser lo normal para él”.
En sus conversaciones son usuales las frases: “Se fue la luz”, “no hay”, “la cola de la comida” y “los bachaqueros”.

La Prensa de Lara / Vanessa Arenas

Francis Martínez, maestra en el preescolar privado “Mundo de Colores”, manifiesta su inquietud porque que al menos 20% de los niños ha dejado de asistir a la institución porque se mudaron del país y eso representa un duelo para los que se quedan. “Las maestras también se van buscando mejorar las condiciones de vida que acá no tienen. A ellos les pega mucho porque crean vínculos emocionales y no entienden el por qué se tienen que ir”.





Las especialistas coinciden en que la mayoría de los pequeños padecen de ansiedad, angustia, desesperación y tristeza, así no lo entiendan ni sepan de qué forma manifestarlo. Lo que crea mayor confusión entre los niños entre 3 y 11 años.

La psicóloga infantil Katheryne Marrero indica que hay una distorsión cognitiva de la realidad para los más pequeños. “Lo que posiblemente está mal y está causando daños en la sociedad y en la cultura, ellos lo perciben como que está bien como, por ejemplo, los bachaqueros. Si sus padres hacen eso, lo verán como un patrón de conducta a seguir”.

La especialista también detalla que la culpa, ansiedad y depresión que los niños pueden desarrollar traen consecuencias físicas como vómitos, diarreas, insomnio, entre otras. “Los niños pueden sentir culpa de que sus padres no tengan comida porque ellos comen mucho y comienzan a dejar de comer o comen y vomitan. Es muy delicado”.

Para ella, lo que más preocupa es que los padres y representantes sientan que son actitudes circunstanciales y no las traten a tiempo con un profesional por temor y prejuicios.