La creación por decreto ley de la misión de abastecimiento soberano con poderes omnímodos sobre la economía al frente de la cual se ha colocado al Mayor General Padrino López ha completado la figura de un cogobierno que bien pudiera calificarse como el Binomio Fatídico.
Se han formulado algunas interpretaciones e hipótesis al respecto tales como:Es un paso para la renuncia de Maduro y permitir que se acoja a un exilio dorado; es una vía para un gobierno de transición tal como lo exigen algunos sectores del oficialismo preocupados por el rechazo popular a la persona y actuación del presidente;es una ventana para lograr un entendimiento nacional entre el gobierno y sectores opositores.
Miren, nada de lo anterior. El pacto entre esos dos personajes es tal como lo califica María Anastasia O’Grady en su análisis para el Wall Street Journal,“un auto golpe” destinado a perpetuarse en el poder y mantenerlas estructuras económicas. El presidente civil necesita del militar para que le cubra las espaldas y el militar requiere de la figura del presidente para contar con un brochazo civilista e impedir que lo califiquen de dictador.
La situación económica es catastrófica pero la problemática política para los civiles y militares que ostentan el poder es aún peor. Una buena parte del oficialismo exige la renuncia de Maduro pues están convencidos que el presidente carece de luces y liderazgo para gobernar tal como lo reflejan los estudios de opinión. El alto mando enfrenta de idéntica forma una rebelión silenciosa de la oficialidad de menor rango que no es ajena a las penurias de sus familiares y amistades en esta Venezuela socialista.
Podrá este autogolpe lograr el propósito de quienes lo diseñaron.Miren, no lo lograrán. El control militar del desabastecimiento, de las importaciones y de la producción agro industrial solo logrará empeorar la crisis. ¿Por qué? No tienen la capacidad ni la voluntad para realizar los cambios requeridos. Como lo han venido planteando los analistas económicos la superación de la crisis pasa por el levantamiento de los controles de cambio y de precios.
Las empresas necesitan dólares para cancelar a los proveedores y abrir las líneas de crédito para materias primas e insumos. Y la inflación solo la detiene un mercado bien abastecido de productos. Alguien cree sinceramente que el cogobierno dejará de controlar los dólares que tan magníficos dividendos les produce.
El ideario marxista de este binomio va en dirección contraria a esos cambios. Dentro de su concepción de la república cuartel prefieren un sector productivo con la mano extendida o sus empresas intervenidas. Y por supuesto es imperativo mantener a los ciudadanos en la pobreza, humillados haciendo colas o registrados en los Clap para recibir sus bolsitas de alimentos y bienes de higiene personal. No encuentro mejor calificativo que el de binomio fatídico.
Juan Antonio Muller
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