La policía israelí afirmó haber desbaratado un proyecto de ataque contra los participantes en el desfile del Orgullo Gay en Jerusalén, celebrado este jueves y cuya edición de 2015 estuvo marcada por la muerte de una joven a manos de un judío ultraortodoxo.
AFP
Según la policía, el autor del asesinato, Yishai Shlissel, condenado a cadena perpetua el pasado mes, estaba en contacto con su hermano Michael para atacar a los participantes de la marcha.
Michael Shlissel fue detenido y su arresto fue prolongado hasta el viernes.
Para garantizar la seguridad del desfile, las autoridades desplegaron unos 2.000 policías a lo largo del recorrido.
En 2015, Yishai Shlissel acuchilló a Shira Banki, una israelí de 16 años, e hirió a otros cinco participantes antes de ser detenido.
Este ataque levantó críticas sobre la ineficacia del dispositivo policial, que había puesto en libertad a Shlissel sólo algunas semanas antes tras haber purgado una pena de prisión por haber herido a otras tres personas en la Gay Pride de 2005.
Para evitar un nuevo drama este año, la policía decidió adoptar medidas drásticas para garantizar la seguridad de los miles de participantes esperados en el desfile.
Todas las calles que dan acceso al recorrido fueron acordonadas horas antes de su inicio.
Además, los organizadores facilitaron a la policía una lista de participantes en el desfile para que les permitieran el acceso. Las personas no registradas también podían participar, si bien podrían verse sometidas a un control más estricto.
Tom Canning, uno de los organizadores, se declaró satisfecho de las medidas adoptadas. “Lo que pasó el año anterior fue un duro golpe para la policía. Este año, la policía elaboró durante tres meses el dispositivo de seguridad al más alto nivel”, afirmó a la AFP.
En Jerusalén, una ciudad santa para judíos, musulmanes y cristianos, la comunidad homosexual tiene más dificultades para ser aceptada que en Tel Aviv, considerada una ciudad más tolerante.
La comunidad judía ultraortodoxa, particularmente numerosa en Jerusalén, se opone a la realización de este evento, puesto que numerosos rabinos consideran la homosexualidad, desde una enfermedad, en el mejor de los casos, hasta una perversión a combatir por todos los medios.