Este nuevo caso de corrupción y despojo del patrimonio público, que se suma a otros emblemáticos como el del General Carlos Osorio, responsable principal de la peor crisis de abastecimiento alimentario de nuestra historia o el de los 300 mil millones de dólares que se malversaron durante la primera etapa del control de cambio, según denunciaron recientemente, los ex ministros chavistas Jorge Giordani y Héctor Navarro, solo por nombrar algunos, están terminando de desnudar una estructura que se creía intocable.
La escasez, la hiperinflación, la inseguridad, el hambre y el desplome de los niveles de calidad de vida de todos los venezolanos, también han corroído las bases de la revolución, nada es igual, la gente ya no cree en promesas, y sabe que mientras Maduro esté frente al gobierno, la situación empeorará cada día, lo que está produciendo una desbandada en los militantes del chavismo, que se unen a las filas de quienes exigimos un cambio inmediato en la conducción del país.
La diáspora chavista, se da en sus bases, pero también en su superficie, a finales de la semana pasada, vimos como ex ministros y militares afines al proceso acudían al CNE a pedir la activación del referéndum revocatorio; leíamos declaraciones de dirigentes de partidos políticos miembros del polo patriótico, manifestando la necesidad de buscar la salida de Maduro del gobierno para darle solución a la crisis; y eso sucede porque el terror los invade, los espanta pensar que cuando Maduro y la “revolución”, terminen en lo profundo de una fosa, puedan ser arrastrados con ellos. Tratan de salvarse, de hacernos creer que ellos no sabían nada de lo que sucedía y que no tienen responsabilidad de las condiciones desastrosas en que están dejando a Venezuela
Esas declaraciones de Efraín Campo Flores, son como una bala de plata, que hiere directamente el corazón de un chavismo, que ya sin rumbo, decepcionado y avergonzado de un gobierno incapaz, represivo y corrupto, reconoce que han hundido al país en la más absoluta miseria.
A Stalin, su ex camarada León Trotski, lo llamaba el sepulturero de la revolución. En Venezuela, Maduro y sus cómplices, pala en mano, cavan día a día la tumba de la revolución del siglo XXI.
@judithsukerman /judithsukerman@yahoo.com / Judith Sukerman CONTIGO