“Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas, amplias y coordinadas de esta futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de Independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertir totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición, que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza, acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales”. Aquí en esta visión futurista, se condensa el gran pensamiento e ideal del maestro Arturo Uslar Pietri.
Aunque en Venezuela la explotación petrolera ha sido por décadas, la principal entrada de recursos económicos por excelencia en nuestro país, nunca se dejó a un lado la ganadería y la agricultura, siendo grandes pilares del sustento diario de millones de venezolanos en nuestros campos. Por muy apretada que estuviera la situación, siempre se contó con la materia prima y con las divisas para importar los requerimientos para el reverdecer de nuestras tierras fértiles por demás, se lucieran con las cosechas dd alimentos, que no sólo mitigaban el hambre, sino que era un negocio para los productores y empleados, y para los dueños de haciendas, conucos, huertos, y hasta servían para exportar. El sello de “Hecho en Venezuela”, simplemente era un orgullo para esa cadena humana que hacía posible el cultivo de verduras, frutas, tubérculos, vegetales y cada rubro en niveles de calidad.
Pero sin lugar a dudas y lo digo con mucha propiedad, que esta dizque revolución ha significado una verdadera maldición para el campo venezolano en toda la extensión de la palabra, porque desde que llegaron al poder, emplearon una política totalmente errada al respecto, que lejos de traer frutos, lo que ha traído es desolación y desconsuelo. Han sido como el Caballo de Atila, han secado todo a su paso. Es decir, han expropiado más de 4 millones de hectáreas productivas, expropiaron haciendas, sembradíos, conucos y hasta huertos, todo enmarcado en una política populista que aunque generaba aplauzos por parte de los adulantes en los Aló Presidente, cuando Hugo Chávez decía con altanería, exprópiese, lo que trajo fue el acabose del aparato productivo del país, y hoy en gran parte esta soberana crisis que estamos viviendo, donde un pueblo muere de hambre, es consecuencia de esa barrabasada histórica llamada revolución.
Han hecho caída y mesa limpia con las bonanzas petroleras y con los recursos del Estado, y ahora cuando no hay plata para sobrellevar esta pela económica, nuevamente apelan a medidas populistas que en nada solucionarán la crisis humanitaria que hoy se vive en Venezuela. Esto es una especie de arroz con mango, porque por un lado, piden a un pueblo inmolarse y morir de hambre en nombre de la patria, y por el otro lado, vemos con arrechera como los altos jerarcas de la revolución se dan vida de redes y de potentados con la plata que nos robaron.
No obstante, en una idea trasnochada y en una pésima réplica de las propuestas de nuestro siempre grande, Arturo Uslar Pietri, vienen a burlarse de la gente humilde, sencilla y de a pie, al pedirles que siembren en azoteas, balcones, en materos y hasta en latas de refrescos vacías, tomate, pimentones, ahí dulce y cilantro, como que si con estos “ huertos familiares urbanos” como lo han querido denominar, van a contener la hambruna colectiva galopante en cada estómago del venezolano. Pues eso es falso de toda falsedad, porque si de verdad hubiese intención de sembrar el petróleo, hubiesen vuelto la mirada a los campos venezolanos, hubiesen devuelto las tierra expropiadas, hubiese abierto las compuertas para facilitar los medios y las divisas para la aquisición de materia prima, hubiesen otorgado créditos blandos a los productores, y así hubiesen tomado una serie de medidas creíbles y sustentables en el tiempo, y por supuesto, viables a corto y mediano plazo.
Demagogia, populismo y corrupción, han sido las tres vertientes de este desgobierno, lo que nos ha llevado a la ruina como nación. Es por ello, que estamos enfilados y trabajando desde la Sub Comisión Agroalimentaria de la Asamblea Nacional, en una nueva normativa para el verdadero desarrollo del campo, porque más temprano que tarde, en Venezuela habrá un nuevo gobierno democrático, y desde allí legislaremos por el cambio, para el progreso y para el desarrollo de Venezuela.
Andrés Eloy Camejo
Diputado a la Asamblea Nacional
Acción Democrática
@AndresECE