Cuando algo pasa muchas veces, uno acaba acostumbrándose, pero parece que Michael Phelps está hecho de otra pasta para este tipo de cosas. Para estas y para todas, porque el mejor nadador de la historia sigue ampliando su leyenda en la piscina de los Juegos de Río, donde ha conseguido otro oro olímpico. Y van… hasta 21 cuenta ya el Tiburón de Baltimore, publica abc.es.
En el 200 mariposa, el americano se hizo con el máximo metal y no pudo evitar las lágrimas al subir al podio. Ya había conseguido un oro en estos Juegos, pero era el primero individual. Se había convertido en el único nadador de la historia que se colgaba un oro olímpico con más de 30 años.
Al bajar del podio se fue directo a ver su familia. Le esperaban su mujer y su hijo Boomer, al que besó y cogió en brazos. Recién nacido, aún no es consciente de lo que ha hecho su padre ni de quién es, pero en el futuro a buen seguro que lo sabrá.