La casi totalidad de las cédulas de identidad que corresponden a supuestas personas fallecidas, y que aparecen firmando las planillas del 1 por ciento para el referendo revocatorio presidencial, es “producto de errores humanos fácilmente identificables”, demostró la Unidad Democrática en un estudio dado a conocer este jueves.
El documento presentado por el ingeniero Roberto Picón, integrante del equipo del referendo revocatorio del Comando del Cambio, acompañado del diputado Juan Guaidó, advierte, de entrada, que el Consejo Nacional Electoral (CNE) aún no ha entregado a las organizaciones con fines políticos la base de datos con las planillas transcritas y las causas de rechazo de cada renglón; y emplaza a las autoridades electorales a “explicar cómo una base de datos de supuestos electores fallecidos incluidos en las planillas, llegó a manos del PSUV”.
El 30 de mayo, antes de que el CNE entregase el informe de Digitalización y Digitación de Planillas de Manifestación de Voluntad, el alcalde del municipio Libertador y dirigente del partido de gobierno, el PSUV, Jorge Rodríguez, denunció ante los medios que había “10.000 firmas de personas fallecidas” en las planillas consignadas por la Unidad Democrática para cumplir con los requisitos de la primera etapa del referendo para revocar el mandato del presidente Nicolás Maduro, mecanismo previsto en el artículo 72 de la Constitución.
Al mes siguiente, Rodríguez formuló la denuncia ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y en julio solicitó al CNE que invalide a la Unidad Democrática como organización política, argumentando “fraude masivo” en la recolección de las firmas de la etapa del 1 por ciento del RR.
La Mesa de la Unidad “se toma muy en serio estas denuncias” y por ello “ha hecho un análisis detallado de las planillas para evaluar si hay riesgos que amenacen la iniciativa del referendo revocatorio”, indicó Picón al presentar el informe a los medios de comunicación.
Explicó que el estudio se realizó con base en una muestra de las planillas seleccionada al azar, con el propósito de evaluar cuántas personas no aparecen inscritas en el Registro Electoral (RE) y cuántas de esas tienen código de exclusión “fallecido”.
Los resultados indican que aproximadamente 0.5% de los renglones con cédulas transcritas no aparecen en el RE y tienen código de exclusión 3 (fallecido). Asimismo, muestran que “en 97% de los registros con código de exclusión 3 (fallecido), el nombre en la planilla es distinto al nombre correspondiente a esa cédula, de acuerdo al último registro electoral disponible para esa persona”.
“A menos que los números o nombres sean ilegibles, es posible establecer cuál es el error de transcripción (error al transcribir la cédula en la planilla) o en la digitación (error al digitar la cédula en el computador) que genera un registro con una cédula de fallecido, pero que no corresponde con el elector que realiza efectivamente la manifestación de voluntad”, señaló.
“Esto quiere decir que casi la totalidad de las cédulas que corresponden a fallecidos en las planillas del 1%, son producto de errores humanos fácilmente identificables”, destacó.
“Aquí vemos claramente que no es que hay muertos que firmaron, sino que hay errores humanos, como pasa en cualquier proceso, y con eso se le cae el discurso a Jorge Rodríguez y al PSUV. Su propósito es solo desmotivar, desmoralizar, es generar zozobra en la ciudadanía”, acotó, por su parte, Guaidó.
El diputado también desestimó la posibilidad de que se produzca la anulación de la Unidad como organización política, ya que los ocho millones de votos que obtuvo en las pasadas elecciones parlamentarias lo convierten “en el partido con mayor votación en la historia democrática del país”.
Las conclusiones
Para corroborar sus afirmaciones, Picón presentó casos que fueron incorrectamente transcritos y/o digitados y cuyos firmantes aparecen como “fallecidos”, cuando en realidad no lo están. En algunos se trata de personas que firmaron y que aparecen en el RE, pero ellas mismas se equivocaron al escribir en las planillas sus números de cédula u omitieron números (error de escritura o error de omisión). En otros, fueron los operadores del CNE los que se equivocaron en la transcripción y/o digitación de los datos, aunque eran claros; y en algunos, debido a que los números no estaban claros en las planillas (error de ambigüedad: números cuatro que fueron confundidos con números ocho, números tres que fueron confundidos con números cinco, por ejemplo).
Al dar sus conclusiones, Picón indicó que el estudio elaborado por la Unidad demuestra que “la denuncia de fraude no es más que una maniobra política sin fundamento técnico que busca impedir el referendo revocatorio”.
Un proceso donde participan millones de personas, siempre tiene errores. “La recolección de manifestaciones del 1% fue un proceso manual y espontáneo de los ciudadanos. La responsabilidad de cualquier error es de quien firmó”.
El proceso de validación con captahuellas de manifestaciones de voluntad “sirve precisamente para confirmar que quienes manifestaron su intención en las planillas, realmente son personas de `carne y hueso´”.
A todo evento, el porcentaje de supuestos fallecidos es muy bajo, “sin que tenga la entidad suficiente como para afectar la existencia de más de 1.352.000 manifestaciones `validadas´ por el CNE. En materia legal electoral el fraude debe incidir en el resultado, lo que no sucede en este caso”. (Un problema en una mesa de votación no invalida el resultado de la elección, a menos que la diferencia sea menor a la cantidad de electores que votan en esa mesa).
El proceso de “digitalización, digitación y auditoria” sobre las manifestaciones de voluntad fue denunciado por la MUD desde el primer momento en que se conoció su diseño porque generaba errores. “Se están usando los resultados de un proceso mal diseñado para atacar la legitimidad del esfuerzo del RR”.
El CNE reconoce en su informe que sus operadores tuvieron un error de digitación del 2.84%. “Es decir, al menos 55.000 personas fueron excluidas por el diseño del proceso de transcripción de las planillas. Parte de estos excluidos son personas que fueron clasificadas como fallecidos”.
A estos errores de digitación se suman dos tipos de errores que tienen tanto o más peso: a) Las ambigüedades en números de cédula que no pudieron ser corregidos por los operadores del CNE porque el sistema de validación del CNE denunciado por la MUD, no lo permitió; b) Los errores que se cometieron al llenar las planillas.
El CNE sabe que el RE contiene fallecidos y continuamente está depurándolo para que refleje la realidad de la población con derecho a voto. “Si se aplicara el mismo criterio al CNE, habría que `ilegalizar´ al poder electoral”.
Para permitir la defensa ante las acusaciones de fraude realizadas contra la Mesa de la Unidad ante diversas instancias, el “CNE debe entregar a la MUD la base de datos producida al concluir el proceso de digitalización y digitación, indicando cuáles registros fueron válidos y cuáles no, con las condiciones que causaron el rechazo de los registros no validados. Esto se ha pedido por escrito en repetidas ocasiones”.
EL CNE “debe explicar cómo una base de datos de supuestos electores fallecidos incluidos en las planillas llegó a manos del PSUV”.