Lapatilla
Para un revolucionario de verdad, de monte y guerrilla, es una tragedia llegar a viejo. No hay nada como la vejez, con sus vulnerabilidades, medicinas, pañales y cuidos para fulminar el mito del hombre grande, fuerte y vigente. Ahí está el dictador Fidel como ejemplo a sus 90 años. Y con él su “revolución”, en el ocaso. Sólo unos pocos, como Evo, transmutado en niñero, se presta a seguir alimentando, con fotos “convenientes” lo que la realidad niega. En la lógica “revolucionaria”, de lo que se salvó El Ché. Las fotos son de Reuters (lapatilla.com)
Y como regalo especial, foto del sarao que le brindó Nicolás Maduro con dinero ajeno, malversado del tesoro público venezolano