Falta de recursos en casas hogar dependientes del IVSS dejaría a abuelos en la calle

Falta de recursos en casas hogar dependientes del IVSS dejaría a abuelos en la calle

Protesta IVSS 1

“Si no pueden trabajar con esos recursos, envíen a los pacientes a la calle”.

Nota de prensa





Así corría de boca en boca, entre la zozobra general, una frase de la presunta autoría de Carlos Rotondaro, presidente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, al desarrollarse, durante la mañana de este jueves, una protesta a las puertas de la sede principal del citado despacho, protagonizada por  numerosos representantes de casas hogar, internados y ancianatos que dependen del organismo, y que hoy sufren por la carencia de fondos para sostener los servicios que prestan.

“Son unos 7.300 pacientes – afectados por patologías que requieren atención geriátrica, psiquiátrica, cardiológica, entre otras especialidades médicas -, alojados en 76 entes que mantienen convenio con el IVSS, y que no pueden estar ni en la calle ni en la  casa, porque eso sería una calamidad”, expresó Álvaro Villegas, director de residencias Santa María, dependencia del ramo.

Desde la parroquia capitalina Altagracia, lugar de la manifestación, el vocero informó que han resultado infructíferos todos los intentos por establecer contacto con el titular de los Seguros Sociales. “Desde febrero hemos enviado correos al general Rotondaro para solicitar una audiencia pero no quiere dialogar. Inclusive, también le remitimos una carta al Vicepresidente Ejecutivo de la República, Aristóbulo Istúriz. Lo grave es que no contamos con medicamentos ni con alimentos. La salud mental de un recluido puede agravarse sin fármacos: pero, ¿cómo dejas de darle de comer?”, se preguntó incrédulo.

“Lo único que conseguimos es comida ‘bachaqueada’, porque no nos la venden a precios solidarios por ser entes privados que laboramos con pacientes del Seguro”, agregó.

“Prácticamente, nos encontramos en cierre técnico. Nosotros ofrecemos desayuno, almuerzo, cena, médicos y enfermeras las 24 horas del día; empero, con el incremento salarial y de cesta tickets será imposible mantener a la institución. Para colmo, la gente está desnutrida”, dijo, por su parte. José Borrego presidente del ancianato La Mano de Dios, preocupado porque queden a la deriva no solo personas de la tercera edad afectadas en sus condiciones mentales, sino también, por ejemplo, farmacodependientes y otros pacientes custodiables.

“No nos iremos de aquí hasta que Rotondaro nos suministre una respuesta satisfactoria”, enfatizó, mientras decenas de ciudadanos perjudicados formulaban consignas en demanda de alternativas y portaban pancartas alusivas al reclamo.

¿Recobrarán la salud los Seguros Sociales?

“A mí no me cabe en la cabeza como el gobierno nacional, la ministra de Salud (Luisana Melo) no nos dan la cara. No tenemos lugar alguno donde llevar a nuestros seres queridos”, afirmó, a su vez, la joven Evelyn Blanco, madre soltera de un niño de diez años de edad que presenta autismo. Ella, para completar un dramático cuadro, tiene que mantener a otro infante de cuatro años y a su progenitora.

“En los hospitales no lo atienden a uno y estas clínicas te brindan auxilio, son un respiro: no es posible que las autoridades permitan que las clausuren”, señaló, entretanto, Elsa Sánchez, quien padece de una afección cardíaca.

“Yo vivo en riesgo continuo de morir pues no consigo las pastillas que necesito para el corazón. Hasta he debido suspender el tratamiento. Me he visto en la urgencia de colocar avisos en los periódicos para ver si ubico mis medicinas”, destacó.

La angustiada dama envió un mensaje directo al ocupante de Miraflores: “el gobierno de Nicolás Maduro no acepta ayuda humanitaria. Eso está muy mal hecho porque él se ufana pregonando que quiere al pueblo. Pues, que cumpla con los venezolanos, que fueron quienes lo pusieron en la ‘silla’ ”, espetó.

Paralelamente, Lorenzo Coronil, octogenario paciente de la clínica El Remanso, reveló que en ese centro “hay poca alimentación, la comida es reducida, no hay medicamentos. Los propietarios van al lugar muy de vez en cuando. Sin embargo, espero que no la cierren porque es un beneficio para nosotros”, comentó.

Finalmente, Carlos Malavé, padre de un niño especial, emplazó a quien lleva las riendas en el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales a meterle el pecho a la crisis. “General Rotondaro, enfóquese, póngase la mano en el corazón, y vamos a decirle ‘sí’ al derecho a la salud. Hablemos con conciencia para socorrer a nuestros niños, a nuestros abuelos”.

“Somos gente civilizada: Dios nos mandó a servirnos unos a otros”, fue su conclusión, insertada, irónicamente, en un país donde unos pocos indolentes disfrutan de los sacrificios de muchos que sufren.