Este jueves los periodistas, Andreína Flores y Jorge Luis Pérez Valery salieron a cumplir con sus labores para informar (como todos los días) y decidieron realizar tomas de apoyo aprovechando la hora del mediodía.
(LaPatilla.com)
Lo que no imaginaron nunca es que lo que sería un día normal de trabajo, se convertiría en un nuevo atropello contra los profesionales de la comunicación en el país.
Flores y Pérez Valery fueron abordados, mientras realizaban su trabajo, por dos sujetos vestidos de civil en una motocicleta en El Calvario sector de El Silencio en Caracas, considerada la ciudad más violenta del mundo de acuerdo con un informe elaborado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal.
Cuenta la periodista que los sujetos le indicaron que no podían permanecer en el área ni realizar las tomas porque la misma formaba parte de un “corredor presidencial” por estar cerca de Miraflores.
“Ellos nos abordaron. Llegaron vestidos de civil. Cuando le preguntamos quiénes eran, sacaron sus credenciales que los identificaban como funcionarios de Contrainteligencia Militar”, dijo.
Narró que estos además le dijeron que debían trasladarse al punto más cercano de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) “para tomarle sus datos”.
“Cuando llegamos allí nos dijeron que el funcionario que estaba a cargo no tenía la jerarquía suficiente para realizar ese procedimiento y que teníamos que ir hasta Fuerte Tiuna”.
Flores, quien no entendía la situación (si se supone que lo que iban era a solo “tomarle los datos”), cuestionó el hecho de que los trasladasen hacia ese lugar a lo que le contestó uno de los funcionarios: “Hay dos formas de que vayas: O vas colaborando o vas esposada”.
Fue así como ambos comunicadores decidieron “colaborar” para su traslado hacia Fuerte Tiuna, donde los interrogaron.
“Le hicieron preguntas hasta a la persona que nos prestó el servicio de taxi, a quien no conocíamos, porque lo que hicimos fue parar un carro para que nos hiciera la carrera. Un funcionario nos dijo que no estábamos detenidos sino retenidos. Entonces le dije: ‘Ah bueno, voy a ir un momento a comprar alguito para comer porque no he almorzado’…Y me dijo que no… Fue una acción exagerada y desproporcionada”.
Pese a que según lo establecido en las leyes venezolanas, la cédula de identidad es un documento “privado e intransferible” a los profesionales del periodismo les retuvieron sus identificaciones y además sus credenciales por al menos cuatro horas.
No hubo delito, ni constancia, ni documento alguno sobre su “retención”. Solo un funcionario le dijo al entregarles sus credenciales: “Eso es para que sigan yendo para allá”.