Un periodista estadounidense preguntó qué canción escribiría la leyenda del reggae Bob Marley sobre Usain Bolt si estuviera vivo. Bolt respondió de inmediato: “El más grande de todos los tiempos”. No tengo dudas que Marley le habría escrito no una sino varias canciones a su meteórico compatriota, tricampeón olímpico en Pekín 2008, Londres 2012 y Río 2016 en las carreras de 100, y 200 metros planos y en el relevo 4×100 metros.
Quizás Marley habría llamado alguna “Invicto” o “Nueve de Oro”. Porque “El más grande… ” ya lo había tomado Muhammad Ali, la difunta leyenda del boxeo, también campeón olímpico y mítico campeón de los pesos pesados en el boxeo profesional.
En el caso de los dos grandes, Ali y Bolt, tenemos que su brillo es en parte a condiciones genéticas únicas, a la disciplina en el entrenamiento, a la personalidad y naturalmente a una estrategia de marketing. Bolt tiene un contrato de patrocinio por vida con la firma alemana Puma (grupo Kering), firmado en 2013, que le garantiza 10 millones de dólares al año y 4 millones anuales una vez que se retire. Desde los 16 años de edad, Bolt ha contado con el patrocinio de la marca alemana, que también patrocina al Comité Olímpico de Jamaica y es la fabricante de los uniformes de esos atletas.
Es un marketing discreto, pero poderoso: Las zapatillas Puma van en sus pies, el uniforme pegado a su cuerpo. Es clarísimo que forman parte de sus éxitos. Lo demás son simples imágenes que los asocian bajo un poderoso lema. por ejemplo la cuña del año 2015 “Usain Bolt entrena más rápido, más fuerte, más feroz #SinImportarQué” que tiene más de 7,6 millones de vistas en YouTube
No imagino a los medios jamaiquinos entrevistando a Usain Bolt insinuándole que sus medallas se las debe al gobierno de la isla, tampoco al primer ministro Andrew Holness diciendo que Bolt pertenece a una “generación de oro”, es decir, a los atletas que “forma” la propaganda gubernamental, como si hizo el gobierno comunista de Nicolae Ceaucescu en Rumania, con la mejor gimnasta del Siglo XX, Nadia Comaneci, la primera en la historia en obtener un 10 en gimnasia olímpica (Montreal 1976). El tirano Ceaucescu la nombró Héroe del Trabajo Socialista y le dio la Medalla de Oro de la Hoz y el Martillo, una medalla por la que nunca había competido. Entonces, su triunfo se volvió su condena.
Tenía catorce años y era un héroe nacional. Héroe de una causa que desconocía. Tenía catorce años cuando los acosadores la alcanzaron. La convirtieron en un símbolo de propaganda. Comenzó a ser perseguida, presionada y vigilada. Al tiempo que se le encerraba. Nadia finalmente pudo escapar de Rumania y llegar a EEUU en 1989.
Yulimar Rojas tiene apenas 20 años y obtuvo medalla de plata en salto triple en Rio 2016 con un salto de 14,98 metros, retando seriamente a la portentosa colombiana de 32 años Caterine Ibarguen y su salto de 15,17 metros en el Estadio João Havelange. Apenas salía Yulimar de la pista, comenzó el acoso oficialista a su triunfo. El comentarista deportivo del canal oficialista Televisora Venezolana Social TVes (antes RCTV), César “Nanú” Díaz, la arrebató del cuello la medalla a la atleta al afirmar ““Gracias a ese trabajo constante que se ha hecho través del gobierno, del presidente Nicolás Maduro Moros (…), Eduardo Álvarez, Aristóbulo Istúriz que ha sido muy importante para ti en tu carrera”
“Esta medalla es para ustedes Venezuela, esta medalla es para ustedes familia (…) al Comité Olímpico, al ministerio del Deporte (…)” atinó decir Yulimar, para recibir la correción del comentarista “Y al presidente Maduro que también aportó mucho interés para que todos ustedes estén confortables y puedan estar tranquilos, concentrados, y estudiando y laborando también”
De ahí hasta el día de hoy, el acoso y el arrebato no ha cesado con la medallista de plata. El gobierno de Maduro, el peor de la historia del país, sin logro alguno, pretende colgarse al cuello la medalla de Yulimar, arrebatarle su esfuerzo, cobrarle las becas, los viajes y los entrenadores.
Pero Yulimar no correrá la suerte de Nadia Comaneci. Tampoco la del abanderado de la selección olímpica nacional Rubén Limardo, otro “héroe” de la revolución (Chávez le dió una réplica de la espada de Bolívar) desde que logró oro en esgrima en Londres 2012, que se lanzó a candidato a diputado de la Asamblea Nacional en las pasadas elecciones del 6D por el Psuv, perdiendo la elección. En Rio 2016 quedó eliminado 5 a 15 en su único combate ante el egipcio Ayman Fayez. De ahí el oficialismo ni lo nombra, dejó de existir.
Rojas ya vive en Madrid, donde entrena y desde ahí compite en la Diamond League de alcance mundial. Cuenta con la patrocinio de la empresa multinacional estadounidense Nike desde su victoria en Portland
Usain Bolt ganó sobrado sus tres competencias en Río 2016, llegaba trotando y sonriendo en las clasificatorias. Pero anunció su retiro pronto. A sus treinta años se hace cada vez más lento. A diferencia de Alí, Bolt quiere retirarse invicto. No será el “más grande” pero si el “más rápido” por mucho tiempo,
Yulimar con 20 años cuenta con todo el futuro del mundo, tiene todo para ganar muchas medallas de oro. Gracias a sus excepcionales condiciones, disciplina y ahora patrocinio serio. Seguirá por muchos años representando a la nación venezolana.
No fue la que saltó más largo, pero sin duda ha sido la atleta más acosada de Rio 2016. El marxismo en el poder no respeta ni la propiedad privada ni los logros personales. Siempre los arrebata.
Libre en Europa terminará de pulir sus excepcionales condiciones, y desde ya es la más firme candidata al oro en Tokio 2020. Ya en ese tiempo habrá otro gobierno en Venezuela, que le respete y valore los méritos a las personas. Y con el patrocinio de Nike, ojalá que Yulimar no sólo sea una figura para los jóvenes venezolanos, sino un ícono mundial. ¡Adelante compatriota!
@morandavid