Comedia en cuatro actos
PERSONAJES
Bensari
Genio
Esclavas y bailarinas
ACTO I. PLAYA
BENSARI CAMINA MEDITABUNDO. TROPIEZA CON UNA LÁMPARA SEMIENTERRADA. MIRA AL PÚBLICO COMO PENSANDO: “¿SERÁ?” Y, POR NO DEJAR, LA FROTA CON VIGOR DESCUIDADO. NADA SUCEDE.
BENSARI (LANZA LA LÁMPARA HACIA ATRÁS): Le pasa a los tontos…
SIGUE CAMINANDO. DE LA LÁMPARA SURGE UN HILO DE HUMO, QUE SE ELEVA Y EXPANDE HASTA TOMAR LA FORMA DE UN GENIO: TÚNICA BEDUINA, BOTAS DE SOLDADO Y BLUE JEANS.
GENIO (REVERENCIA BURLESCA): Hola Bensari…
BENSARI: ¿Qué? ¿Quién…es usted?
GENIO: Un genio ¿no lo ves?
BENSARI: Sí lo veo pero, ciertamente no puedo creer que sea un genio…
GENIO: ¿Y qué crees que soy entonces?
BENSARI: No lo sé… Una promoción de producto… (MIRANDO A TODAS PARTES) …la cámara escondida.
GENIO: Entonces no crees en la magia…
BENSARI: No, nadie cree en la magia, hay demasiadas falsas maravillas.
EL GENIO LO MIRA CON CIERTO DISGUSTO.
BENSARI: Hágame una demostración, por favor. No creo nada que no pueda constatar y ni siquiera en lo que compruebo empíricamente confío demasiado.
GENIO: Eres un hijo de tu tiempo. Ok, pero una demostración sin compromiso.
EL GENIO APUNTA AL CIELO CON EL DEDO ÍNDICE Y LO GIRA. APARECEN RAYOS Y CENTELLAS AL COMPÁS DE MÚSICA ELECTRÓNICA. BENSAMI NO SALE DE SU ASOMBRO.
GENIO: ¿Convencido?
BENSARI: Ahora le creo ¡vaya que sí! ¡Guao!
GENIO (ORONDO): Así me gusta, amigo, no le creas a un genio si no hace algo por el estilo.
BENSARI: Pero, señor, se supone que ustedes conceden deseos a quienes los liberan de sus encierros milenarios.
GENIO: Bueno… en cierto forma, a veces…
BENSARI (SIN PODER DISIMULAR UNA SÚBITA PRISA): Y, señor genio ¿cuántos deseos concede usted?
GENIO: Dos.
BENSARI: ¿Dos? ¿Y no eran tres?
GENIO: “Eran”, tú lo has dicho. Se ha restringido el asunto desde la Cumbre de Bagdag, los sabios lo que hacen es regular y regular.
BENSARI: Bueno, “dos de tres no es tan malo” dicen por ahí.
GENIO: Concedo deseos específicos, no generales.
BENSARI: Ah… supongo que debo formularlo con mucho cuidado.
GENIO: El contrato es invisible para el beneficiario y tiene un número casi infinito de páginas. Te doy 24 horas. Nos veremos en este mismo lugar. Invócame, yo acudo y tú formulas tus deseos.
BENSARI: Sí, bien, gracias, sólo déjeme pensarlo un poco.
GENIO: Debo advertirte que la expresión de tu deseo prescinde de protocolo, por lo cual cumpliré lo que yo entienda como uno. Ya, por cierto, has expresado el primero: “Déjeme pensarlo un poco”.
BENSARI: ¡Qué! ¡Eso es trampa!
GENIO: Estamos en capacidad de concederte todo aquello que tu ambición conciba, pero también dictamos las reglas que regulan la negociación. Eso viene del Congreso de Ishman. Debes comprender que cada concesión supone un imponente gasto de energía, aunque éste primero tuyo me hizo la vida muy fácil.
BENSARI: Por Alá, mejor me callo y pienso…
GENIO: Medita, mi niño, avísame en un día o menos.
ACTO II. DESIERTO
BENSARI VAGA SIN RUMBO. NO HA PODIDO DORMIR. UNA AMBICIÓN REFLEXIVA LO POSEE.
BENSARI: Tengo la oportunidad de lo inalcanzable; de tener el poder del rayo, la gloria del guerrero, la riqueza del Califa, de ser como Saladino… de ser más que Saladino… Sin embargo, no debo apresurarme. Si pido las riquezas, como es casi lógico que haga, sólo las disfrutaré un tiempo finito porque al final moriré. Si pido la eternidad, los tesoros se gastarán o harán irrelevantes y seré pobre e infeliz por siglos y es probable que se destruya el mundo y quede yo, inmortal, flotando en el espacio. Si pido la sabiduría, quizá ésta me diga que debí elegir otra cosa. ¡Qué tortura! Si pido…
BENSARI SE ALEJA EN SU INTENSO MONÓLOGO.
ACTO III. PLAYA
BENSARI (BUSCA AL GENIO EN LAS ALTURAS): Aquí estoy señor…
GENIO (APARECE DEL SUELO): ¿Y bien?
BENSARI (SONRÍE): Bueno, ¡oh, Poderoso y excelso Concededor! Estuve toda la noche pensando qué pedirle a la magnificencia y al fin, hace poco, lo he conseguido. En ese deseo, concedido en forma total como lo estipula el contrato, se resume toda mi ambición.
GENIO: Dime, pues, cuál es, tengo gran curiosidad.
BENSARI: Deseo que para mí y solamente para mí, se invierta el proceso matemático objetivo de la teoría de las probabilidades, de modo que la factibilidad de un evento se haga mayor mientras, en circunstancias normales, sea más improbable.
GENIO: Barajéame eso más despacio…
BENSARI: Verá, cada evento tiene dos posibilidades: que ocurra o que no.
GENIO: ¿Y tú eres matemático?
BENSARI: No… no me interrumpa, por favor, que pierdo el hilo. El punto es que para un suceso poco probable, como que una moneda quede parada sobre su canto, la probabilidad es muy pequeña.
GENIO: Sí cierto ¿y?
BENSARI: Pues que ahora sería muy probable, es decir, casi infalible.
LANZA UNA MONEDA QUE CAE, NORMALMENTE, SOBRE UNA CARA.
BENSARI: Lo que antes era difícil será fácil; lo incierto, factible.
HALA UNA PEQUEÑA CUERDA Y BAJA UN PIZARRÓN NEGRO SOBRE EL CUAL ESCRIBE CON TIZA BLANCA.
BENSARI: Suponga un evento que tenga 1% de probabilidad de ocurrir: sacar una determinada carta de un mazo de cien. Bien, si quiero sacar por ejemplo la baraja 37 tengo ahora 99% de probabilidades a mi favor.
GENIO: Pero no puede sacar una carta que no exista, por ejemplo, la carta 101.
BENSARI (SONRÍE MAQUIAVÉLICAMENTE): Ja, se equivoca usted. Claro que sí, porque la probabilidad de lograrlo es 0%, luego se hace…
SÚBITAMENTE EL GENIO ENSERIA SU ROSTRO. UNA CONVICCIÓN LO GOLPEA.
GENIO: Muy… demasiado ingenioso porque incluso puede pedir infinitos deseos.
BENSARI: Lo imposible posible. Veremos lo irreal. Creo que ganaré más de una apuesta.
GENIO: Tienes un poder inimaginable, pero ¡ey! (REVISA UN LIBRILLO) no te creas que eres el primero, hay antecedentes… (SIGUE HOJEANDO).
BENSARI: ¿Sí? ¿Y estás sudando súbitamente?
GENIO: Todo tiene antecedentes, incluso lo más innovador que imaginemos. Te lo digo yo, que he agotado los siglos… (LEE). Bien, aquí hay algo, dice que sí… que no hay rollo en concederte el deseo, se invierte el asunto, está bien… Pero… ojo, escucha esto: “Artículo 7.180.234.756: En caso que la probabilidad de no ocurrencia ocurra, se anula la concesión y el solicitante deberá morir, transformado en polvo a la usanza de los viejos genios del siglo IX”.
BENSARI: Ahora soy yo el confundido.
GENIO: Nada, que si el 1% que antes era 99% se cumple te desintegras. Por eso, mientras más inverosímil e improbable tu deseo, mayor seguridad tendrás.
BENSARI (LASCIVO): Entonces seré excesivo. ¡Ja, el riesgo transmutado en certeza!
GENIO: ¡Concedido!
BENSARI (DANZA DE LA ALEGRÍA): Tengo a mi disposición el dominio de las probabilidades, la sagrada ley que rige el cosmos físico, puedo controlar el efecto sin la causa, la contingencia será sólida. (LANZA UNA MONEDA. CAE DE CANTO. SE DETIENE, EN TONO REVERENTE) Quiero que tras el chasquido de mis dedos exploten tres estrellas en el cielo.
BENSARI Y EL GENIO ELEVAN SUS OJOS Y CONTEMPLAN EL SÚBITO FULGOR DE LAS EXPLOSIONES.
GENIO: Hmmm, funciona.
BENSARI (SIN PODER CONTENERSE): ¡Ja, puedo hacer danzar el cielo a mi antojo! Deseo, por ejemplo, que me concedas todos los deseos que quiera…
GENIO: Yo nada te concedo. Tu infalible mecanismo funciona por sí mismo. Sólo espero que no abuses.
BENSARI: Ah, por favor ¡calla genio!, soy más poderoso que tú. Sólo me basta expresar lo imposible para que se haga real. Es el premio a mi talento ¿crees que cualquiera puede formular un deseo tan ingenioso? (SOPLA SUS UÑAS). Quiero por el momento ser rico, incluso más que el sultán Bil-al-Gueits, deseo un castillo en la colina, no, mejor en la cordillera, ¿que no hay cordillera? ¡pues que surja del rocoso suelo! y jardines más suntuosos que los del Generalife y…
EL GENIO SE ALEJA ENTRISTECIDO.
ACTO IV. PALACIO DE BENSARI
BENSARI DESCANSA EN UN TRONO DE ORO. LA DECORACIÓN ES FASTUOSA. ACARICIADO Y SERVIDO POR NUMEROSAS ESCLAVAS, ALGUNAS DE LAS CUALES BAILAN SENSUALMENTE, ORDENA AL GENIO ENTRAR.
GENIO: Señor, perdone la demora, para qué me habeis llamado ¿acaso me necesitais?
BENSARI: No, querido mayordomo, sólo te he llamado para que contemples mi más ambiciosa aspiración.
GENIO: ¿Aprender computación?
BENSARI: ¡Silencio tonto, nada de eso! Estoy hablando de ambición de verdad. Quiero que veas a Bensari transformarse en deidad. He pensado lo más imposible, lo más inalcanzable y ahora lo expresaré como deseo.
GENIO: Pero señor, espere…
BENSARI: ¡Calla! (ADEMÁN SOLEMNE. CAMINA POR EL ESCENARIO, EXAGERA LA TEATRALIDAD). Quiero, tras el chasquido de mis dedos, ser un Dios, un espíritu etéreo que prescinda de envoltura corporal, quiero sojuzgar a la humanidad y tener un imperio en el cielo. Que me veneren las generaciones de los hombres, que se construyan nuevos templos con muchas imágenes (GIRA ALREDEDOR DE UNA ESTATUA SUYA) como ésta. ¡Ah! ¿qué te parece esta belleza?
GENIO: Buen trabajo.
COMIENZAN A HACERSE POLVO LOS PIES DE BENSARI.
BENSARI: Genio ¿qué pasa?
GENIO: Yo nada sé.
BENSARI: ¿Salió algo mal? ¡No puede ser!
BENSARI SE DESPLOMA Y HACE ESFUERZOS DESESPERADOS PARA LLEGAR, ARRASTRADO, HASTA SU TRONO.
GENIO (SACUDE LA CABEZA): Al final, siempre lo mismo, el corazón desbocado abre compuertas que después no podemos cerrar y que desatan ríos y ríos de barro…
BENSARI: ¿A qué te refieres? ¡Auxilio!
GENIO: Bensari, tan torpe, tan limitado ¿cómo te atreves a semejante aspiración?
BENSARI: Pero si la probabilidad de concesión es absoluta.
GENIO: Eso es muy relativo, amigo mío.¿Puedo tutearte otra vez, no?
BENSARI (YA ES POLVO HASTA LAS RODILLAS): Sí claro.
GENIO: Tú, yo, los sabios, el mundo y tu pueril mecanismo de improbabilidad probable, todos, somos meros puntos, infantiles, deleznables, en una corriente y un flujo en el que nuestras historias y afanes y estrellas estalladas son tan sólo una gota de nada, una rama que cae en el bosque y nadie la oye. Es un insulto a la inteligencia cósmica pretender esa vía rápida a la santidad…
BENSARI: Pero genio, le repito, la posibilidad era absoluta.
GENIO: No lo era, en absoluto.
BENSARI (YA LOS MUSLOS SON POLVO TAMBIÉN): ¡Genio, me estoy desintegrando!
GENIO (CON UNA ESCOBILLA): Sí, no te preocupes, ya voy a limpiar tu trono de oro.
BENSARI: ¡No te burles! ¡Help!
GENIO: ¿Aceptas que eres un estúpido?
BENSARI: ¡Sí, soy estúpido, lo sé, siempre lo supe!
GENIO: Así está mejor.
BENSARI (LLORA): ¿Qué habrá salido mal? Si la probabilidad era infalible…
GENIO: Lo que pasa es que Dios… ¡bah! no hay tiempo….
CUANDO YA SE DESINTEGRA HASTA LA CINTURA EL PROCESO SE DETIENE. EL VIENTO ESPARCE EL POLVO.
GENIO: Bensari, por una razón ignorada, los genios no podemos hacernos humanos, a menos que alguien voluntariamente nos cambie su alma. Al humanizarnos nos volvemos mortales y viceversa. A decir verdad, ya estoy cansado de vagar siglos y siglos por estos mundos del Oriente Medio y lejano, ser encerrado y liberado, tras lo cual debo conceder deseos que me dejan muy agotado. Siempre, secretamente, he envidiado la sencillez del humano, sus aventuras, su desconocimiento del futuro, sus ingenuas ilusiones…
BENSARI: Te escucho.
GENIO: En fin, te propongo un trato, Bensari: yo tomaré tu alma, me haré humano y tú te haces de mi condición de genio. Volarás, serás invisible a placer, verás el insondable mañana. Yo quiero sentir el aroma de las flores, la frescura del agua, quiero ignorar el futuro, tener una familia. Quiero amar y ser amado.
BENSARI (DESCONCERTADO): ¿Ha…hablas en serio?
GENIO: Los genios podemos ocultar información, pero no mentir.
BENSARI: Bueno, cómo no voy a aceptar, ¡claro que sí!
BENSARI SE RECONSTRUYE Y TRANSFORMA EN GENIO. EL OTRORA GENIO, EN HUMANO.
EX-GENIO (PALPA SU NUEVO CUERPO): Bueno, amigo, debo irme. Tengo mucho que conocer y vivir…
BENSARI: Un momento. Antes quisiera saber algo ¿cómo es posible que renuncies a esta condición poderosa, sabia y eterna para adoptar la existencia limitada y enfermiza del humano, en un mundo hostil, pleno de incertidumbres…?
EX-GENIO: Es muy simple, Bensari, desgraciadamente un genio puede conceder deseos a otros pero nunca a sí mismo. Su poder es instrumento de la ambición ajena. Un genio es un servidor poderoso, eso es todo. Espero que seas uno bueno y no cometas tonterías.
EL GENIO SE MARCHA. BENSARI QUEDA SOLO.
BENSARI (ACONGOJADO): ¡Oh! Es mejor que lo otro pero nada alentador. Ahora soy un esclavo mágico, un condenado a peregrinar por los milenios de Dios al servicio de quién sabe cuántos maniáticos Bensaris… Bueno, a pesar de todo, tengo parte de la eternidad para reflexionarlo…
BENSARI HA VAGADO POR SIGLOS Y, QUIZÁ, HA APRENDIDO ALGO. INMUNE A LA MUERTE LIBERADORA, LE HA RESULTADO DIFÍCIL –NO ENCONTRAR OTROS BENSARIS- SINO CONVENCERLOS DE CAMBIARLES EL ALMA.