Comer una hamburguesa callejera se convirtió en un lujo para los venezolanos que perciben el salario mínimo decretado por el presidente, Nicolás Maduro el pasado 12 de agosto (que entrará en vigencia a partir del próximo 1° de septiembre) y que no alcanza ni para cubrir la tercera parte de la Canasta Básica Familiar (CBF) que en el pasado mes de julio de 2016 se ubicó en Bs. 465.034,79 de acuerdo con Cendas FMV.
Y es que una hamburguesa en Las Mercedes (Caracas) de carne o pollo sencilla oscila entre los Bs 2400 y Bs 3000, un precio considerablemente alto para los Bs 22.576 de ingreso mínimo de un trabajador.
Todo ello sin tomar en cuenta el precio de las bebidas gaseosas, que tienen un valor entre Bs 400 (si es de vaso) o Bs 1000 (de lata) y de “lo que haya”.
Un pepito que contiene solo el pan, la carne y salsa cuesta Bs 3000. Un perro caliente cuesta alrededor de Bs 800 a Bs 1200… También sencillo.
Las calles de esa avenida que antes en un día de “quincena” lucían abarrotadas de comensales, hoy lucen vacías y los puestos de perreros, sin ingredientes para ofrecer variedad.
La calidad ya no es la misma
La escasez y el encarecimiento de los productos, como consecuencia de los altos índices inflacionarios, también ha afectado el negocio de los denominados “techos dorados”.
Además del alto precio, la calidad de esta comida ha disminuido.
Ya no se ven las hamburguesas “monstruosas” como de hace dos años en cuanto a relleno refiere.
La más costosa, Bs 3000 solo poseía pan, carne, una lonja de queso, papa, repollo, cebolla y salsas básicas. Atrás quedaron aquellos días en los que una hamburguesa callejera era un deleite al paladar por contener aguacate, tomate, lechuga, alfalfa, maíz, jamón, tocineta o salsas exóticas como tártara, alemana y para carnes.
La chuleta es otra variedad que se quedó atrás. Tampoco se consiguen las famosas “mixtas”… Todo eso, quedó “en la cuarta”.
(LaPatilla.com)