Cualquiera que revise los titulares sólo de la última semana quedará abrumado con la repetición del nombre de Venezuela, pero no por cosas positivas.
La última es la referida a un fracaso diplomático que profundiza el aislamiento del gobierno en el entorno internacional.
Los 4 países fundadores de Mercosur han acordado no permitir que el gobierno de Venezuela, asuma la presidencia rotativa semestral del bloque comercial. Las razones invocadas están relacionadas con los incumplimientos al no poner en vigencia algunas normativas, entre ellas, la de los Derechos Humanos, para lo cual tenía unos plazos establecidos en el Protocolo de Adhesión a ese régimen comercial.
Obviamente, ésas no son las motivaciones principales que están detrás de la decisión tomada.
Y el problema, está claro, no es sólo jurídico.
Como lo afirmé en otro artículo, la presente situación de Venezuela en Mercosur, es consecuencia directa de otros desencuentros pasados, traumáticos, que comienzan con el ingreso espurio de nuestro país al bloque, maltratando a uno de los socios, Paraguay, cuyo resentimiento quedó agazapado hasta hoy.
Por otro lado, durante la última campaña presidencial de Argentina, el gobierno venezolano no dejó de atacar al que salió finalmente triunfador, acusándolo, como es su costumbre, de oligarca, burgués, ficha del imperialismo, etc.
Por lo que respecta a Brasil, de nuevo el gobierno venezolano, siendo injerencista también, se inmiscuyó en la refriega que condujo a la salida de la señora Roussseff y no contento con eso, acusó al hoy presidente, Temer, de gobernante de facto, y al impeachment constitucional, de golpe de Estado.
En Uruguay, al seno del gobierno se dividen las posiciones de cara al de Venezuela. Están los comunistas y otros, que apoyan al chavismo de manera incondicional, y por otro, los que lo consideran autoritario y antidemocrático, incluido en los últimos, según algunos, el presidente y su canciller.
Para los gobiernos de los países miembros de Mercosur, que andan buscando sacarlo de la crisis en que está, para abrirse al mundo y suscribir acuerdos de libre comercio, abandonando las políticas proteccionistas y redefiniendo las bases ya anacrónicas del esquema integrador, está hoy claro que el gobierno venezolano es una rémora, un estorbo.
El gobierno de Maduro no comparte esa nueva visión, sigue anclado en una ideología nefasta. De hecho se autoexcluyó de la negociación con la Unión Europea. Ha atacado la Alianza del Pacífico, acusándola de monroísta. Si esto fuera así ¿qué diablos hace en Mercosur? ¿Se puede contar con él para abrirse a otros procesos de integración de mercados cuando sus principios son contrarios al libre comercio?
Es lamentable que los venezolanos tengamos que cargar con este descrédito.
Un gobierno que no ha sabido gestionar nuestra pertenencia en ese bloque comercial, por incompetencia, ignorancia y desidia, se merece lo que le está ocurriendo.
Y se merece también el aislamiento por ser además antidemocrático, por violar los derechos humanos a diario y por pisotear el Estado de Derecho.
Ya vendrán otros tiempos, más temprano que tarde, en que podamos renegociar y asumir cabalmente, con responsabilidad, profesionalismo, participación de todos los sectores interesados y pragmatismo, nuestros compromisos en Mercosur.
EMILIO NOUEL V.