César Antonio Tanares, de unos 58 años, llegó hace 20 años de la Guayana Esequiba, zona reclamada por Venezuela, con la idea de trabajar en nuestro país. Desde hace tres lustros se dedica a la venta de frappés.
Grisnel Guevara / El Tiempo
Dijo que antes recorría las calles del centro de Puerto La Cruz al son de las campanadas de su carro de “raspados”.
“Todo era bueno en aquella época, la gente compraba más, pero ahora las ventas están malas”, contó en una mezcla de inglés y castellano que no se le entendía mucho.
Por ese motivo, hace dos años decidió no caminar más por las avenidas de Puerto La Cruz y quedarse con su carrito dentro de las instalaciones del terminal de ferrys de la ciudad, donde ya ni suena las campanitas para llamar la atención de los clientes. “La calle está difícil. Hay mucho vagabundo por allí, mucho malandro”.
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