Los venezolanos sentimos cada día más que nuestros problemas se intensifican en todos los órdenes, ante la mirada indiferente de los responsables de gobernarnos y de implementar políticas públicas serias que representen respuestas eficaces a la grave crisis que estamos padeciendo.
El único punto del orden del día siempre es el problema político. Que el País se caiga a pedazos, eso no importa!. La oposición está abocada a sacar a Maduro con el referendo y los responsables del Estado, a impedirlo a cualquier costo. Ya ni se preocupan por guardar las formalidades ni revestir de apariencia democrática y legal las decisiones que toma el Ejecutivo, El TSJ o el CNE. Puesto que la Constitución se convirtió en “letra muerta” y carece de eficacia seguir invocando su contenido. Han intentado desmantelar la Asamblea Nacional en sus competencias, desconociendo la voluntad popular y reducirla a un simple espacio para el cabildeo político de los factores opositores.
Mientras tanto: las empresas cierran, el desempleo cunde, los robos, hurtos y delincuencia en general se exacerban cada día, los hospitales colapsan, las universidades profundizan su deterioro y sufren la deserción de profesores y alumnos, los niños pobres mueren por desnutrición y hambre. Todo un caos institucionalizado, mientras sólo observamos impotentes: ofensas, insultos, discursos vacíos y altisonantes, amenazas, en fin…. Un lenguaje soez y repulsivo que siembra la desesperanza, la frustración, la tristeza que agobia el espíritu de la mayoría de los pobladores de este país que se sienten en un callejón sin salida.
La ruina moral, social, económica e institucional que este gobierno le ha traído a Venezuela no es nada comparable con el deterioro espiritual que experimenta nuestro pueblo. Lo material se recupera, más no el daño que perciben las personas ante la disolución de las familias, la crisis emocional que están padeciendo, el terror que muchos están viviendo al llegar a la convicción de encontrarse en un caos interminable, ya que el gobierno sabe que el pueblo abrumadoramente, rechaza su gestión y apuesta por su salida y los factores opositores congregados en la MUD, han sido neutralizados a través del TSJ con decisiones acomodaticias y caprichosas, encontrándose muy limitados para encauzar una salida legal y constitucional, como ha sido su propósito. Pese a ello, el pueblo debe movilizarse masivamente a estampar su firma y su huella para el revocatorio, en defensa de nuestro derecho y para mantenernos dentro de la ruta pacífica y democrática.
De hacer fracasar esta opción como lo están intentando, le corresponderá a la Fuerza Armada, actuando institucionalmente como mediadora de oficio y deslastrada de interferencias extranjeras de cualquier tipo, hacer valer el precepto constitucional y los intereses de las mayorías nacionales para el restablecimiento de un gobierno serio, que inicie la reinstitucionalización del País y se aboque a la formulación de políticas públicas orientadas a satisfacer los problemas de la gente y sobre todo, para rescatar definitivamente la unidad y hermandad entre todos los Venezolanos.