La Asamblea Nacional acordó: “Declarar la ruptura del orden constitucional y la existencia de un golpe de estado cometido por el régimen de Nicolás Maduro en contra la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el pueblo de Venezuela.” Más adelante: “Iniciar el proceso para determinar la situación constitucional de la Presidencia de la República y convocar a una sesión especial de la Asamblea Nacional para el próximo martes 25 de octubre, para evaluar y decidir sobre la materia.” También: “Exigir a la Fuerza Armada Nacional no obedecer ni ejecutar ningún acto o decisión que sean contrario a los principios constitucionales o menoscaben derechos fundamentales del pueblo de Venezuela, emanados del Poder Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y Electoral.” “Convocar al pueblo de Venezuela, en virtud de los preceptos constitucionales, en especial lo establecido en el art 333 de nuestra Constitución, a la defensa activa, constante y valiente de nuestra Carta Magna, de la democracia y el Estado de Derecho, hasta lograr la restitución del Orden Constitucional”. Por su lado, el Artículo 333 de la Constitución establece: “Esta Constitución no perderá su vigencia si dejare de observarse por acto de fuerza o porque fuere derogada por cualquier otro medio distinto al previsto en ella. En tal eventualidad, todo ciudadano investido o ciudadana investida o no de autoridad, tendrá el deber de colaborar en el restablecimiento de su efectiva vigencia.”
La decisión de la Asamblea Nacional, el órgano del Estado de mayor y más reciente legitimidad, pavimenta el camino para el cambio de régimen por una vía constitucional y deseablemente pacífica. Establece el descarrilamiento de Maduro y de las instituciones del Estado que éste controla ilegalmente y se dispone a discutir su destitución por abandono del cargo, en la medida en que no cumple con los deberes establecidos taxativamente en la Constitución. Igualmente, llama a la Fuerza Armada a no acatar órdenes anticonstitucionales o ilegales; si la FAN adopta la actitud ordenada por la Asamblea, Maduro se quedaría sin el último instrumento que ha permitido a su régimen perpetuarse.
¿Cabe a estas alturas una solución negociada? Sí; pero, sólo en la medida en que los jerarcas del poder entiendan que sólo tiene sentido si es una transición hacia la democracia; lo que requiere la renuncia de Maduro; así se podría vislumbrar un aterrizaje relativamente suave con un gobierno de entendimiento nacional.
Nicolás, por todos, incluidos los tuyos, ten la fineza de renunciar, pero, ¡ya!