Comerciantes aseguran que el procedimiento “los libera” del exceso de efectivo, pese a que la práctica no es avalada legalmente, reseña La Región.
A Carolina Pereira, quien vive en El Barbecho y trabaja en San Antonio de Los Altos, no le alcanza el sueldo que gana trabajando en un conocido supermercado de la jurisdicción.
Por eso se ha dado a la tarea de “raspar” su ticket de alimentación en los puntos dispuestos para este comercio informal que se ubican en diversas partes de la capital mirandina.
Lo realiza por dos razones: cancelar la mensualidad del colegio de sus hijos y comprar medicina para su madre.
Este año ha ido incrementándose el número de locales que reciben la tarjeta de alimentación para pasarla por los puntos a cambio de una comisión.
En los establecimientos dispuestos para tal fin cobran hasta 10 % por “raspar” la tarjeta de alimentación.
En términos más concretos, esto significa que si una persona decide pasar el plástico por 10 mil bolívares, quien ejecuta la transacción se quedará con mil bolívares por motivos de ganancia.
Matías Contreras, quien labora todos los domingos en el mercado de la avenida Francisco de Miranda, reconoce que el procedimiento es “clandestino” porque es una actividad que aún no está legalizada por la máxima autoridad bancaria del país. Sin embargo, afirma que es “positiva” porque permite a los comerciantes liberarse del exceso de billetes de alta denominación como el de 50 o 100 bolívares. “Si te pones a ver es bueno que la gente venga a raspar sus tarjetas.
Ellos obtienen su efectivo y nosotros automáticamente lo tenemos depositado en nuestra cuenta corriente.
Igualmente, estos negocios se encargan de hacer avances en efectivo y también cobran una comisión que oscila entre 10 y 20%.