La escasez de medicinas, los constantes aumentos salariales y la inflación han obligado a los regentes de las farmacias del estado a reducir sus nóminas al mínimo, para no llegar a la decisión de bajar definitivamente sus santamarías, reseña La Verdad de Vargas.
Esta semana, el presidente de la Federación Farmacéutica de Venezuela (FFV), Freddy Ceballos, detalló que desde el 2015 unas 40 farmacias han cerrado o cambiado de ramo. Sin embargo, hasta ahora en el estado no se ha registrado el primer cierre definitivo.
Yudith Medina regente de la farmacia San José de Maiquetía, detalló que en el caso particular de este establecimiento, en enero tenían 13 empleados y hoy cuentan únicamente con cuatro más los dos farmacéuticos.
“La situación está crítica porque estamos recibiendo despachos pero en mínima proporción, lo que nos pone en jaque y en un estado de indefensión ante las cuentas, nóminas e impuestos por pagar. Nos hemos reinventado porque estamos comprometidos con el estado y tenemos fe que luchando saldremos adelante de esta crisis que atraviesa el país”.
Dijo que en los últimos meses han tenido que incluir en sus anaqueles cremas perfumadas, maquillaje y golosinas para compensar los ingresos que han dejado de percibir por ventas de medicinas. “Estábamos trayendo los alimentos para bebés pero los precios se dispararon y no hemos hecho más pedidos. Lo poco que llega viene con precios troquelados y por las nubes”.
Droguerías prefieren a las cadenas y los marginan
Fanny Yánez, farmacéutico, informó que las farmacias pequeñas o independientes se han visto aún más golpeadas por la escasez, debido a que las droguerías priorizan el abastecimiento de las cadenas farmacéuticas como Locatel y Farmatodo. “Las pequeñas farmacias trabajamos con las uñas. En los últimos meses hemos mantenido las puertas abiertas, trabajando a pérdidas, pero seguiremos luchando hasta el último momento para evitar bajar nuestras santamarías”.
Aseguró que la escasez de fármacos en el estado se ubica en más del 80%. “Estamos enfrentando una situación caótica. La escasez es general, no hay casi nada. Hemos llegado al punto de que los proveedores sólo despachan una unidad de medicamento, porque es lo que tienen en stock. Es grave que llegue un paciente buscando un medicamento y no tengamos cómo responderle. Aquí siempre procuramos conseguir al menos un genérico, pero hay casos en los que no podemos hacer nada”, dijo.
Actualmente, los proveedores y visitadores médicos desaparecieron desde hace más de un año. “Para economizar, las droguerías optaron por reducir personal y realizar todo vía web”.
Explicó que los fármacos más escasos son antibióticos, antihipertensivos, antialérgicos y anticonceptivos.