Hillary Clinton prometió este lunes ser la presidenta “de todos” y Donald Trump afirmó que su victoria acabaría con la corrupción en Washington, en la última página de una campaña histórica por la Casa Blanca.
AFP
Después de algo más de un año de marchas y contramarchas, dramas inesperados y una serie sin precedentes de escándalos de todo tipo, llegó el momento para ambos aspirantes de poner todas las cartas sobre la mesa.
Al iniciar este lunes el último día de campaña, Clinton se comprometió a trabajar por la unión nacional, en caso de convertirse en la primera mujer presidente de Estados Unidos.
“Tengo mucho trabajo para unificar al país. Realmente quiero ser la presidenta de todos, de las personas que votaron por mí y de las personas que han votado contra mí”, dijo una sonriente Clinton a la prensa no muy lejos de su casa en Chappaqua, cerca de Nueva York
De acuerdo con Clinton, los electores deberán escoger entre “la división o la unidad, entre un liderazgo firme y fuerte o una bala perdida”.
Pero la elección “es apenas el inicio”, dijo en Pittsburgh, retomando el tema de la unión. “Tenemos que cicatrizar este país, unir a las personas, escucharnos y respetarnos”, expresó.
Por su parte, en un acto público en Sarasota, Florida, Trump dijo que una victoria suya en la elección del martes representaría un golpe letal a lo que llamó el “establishment corrupto de Washington”.
“Clinton es protegida por un sistema totalmente tramposo. Y ahora los estadounidenses mañana harán justicia en las urnas”, expresó, para añadir que quería que “el establishment corrupto de Washington escuche: si ganamos, vamos a drenar ese pantano”.
“¡Drenen el pantano, drenen el pantano!”, gritaba la multitud.
“¿Quién hubiera creído esto?”, preguntó Trump delante de los 4.000 adeptos que se acercaron a verlo en Sarasota, en referencia a su odisea de 18 meses en busca de la Casa Blanca.
“Sí que ha sido una campaña”, agregó, insistiendo en una sorpresa en las urnas: “las mujeres se van a revelar a lo grande”.
Trump recorrió el sábado unos 7.240 km a bordo de su Boeing 757, y otros 4.800 el domingo, cuando se burló de los periodistas cansados que viajaban con él.
– Cierre con todas las luces –
Para el magnate inmobiliario de 70 años la jornada era un torbellino: un mitin en Carolina del Norte, y luego otras paradas en Pensilvania, New Hampshire, antes de terminar su campaña en Michigan.
En tanto, la exsecretaria de Estado, de 69 años, tiene previsto un cierre de campaña por todo lo alto, con paradas hasta la medianoche en Pensilvania, Michigan y Carolina del Norte.
En Raleigh tendrá la colaboración de los roqueros Bruce Springsteen y Bon Jovi, aunque jugará su carta más fuerte un poco antes compartiendo escenario con el mandatario Barack Obama y la extraordinariamente popular primera dama Michelle, así como con su marido, el expresidente Bill Clinton, en Filadelfia.
En un acto en Ann Arbor, Michigan, Obama pidió a los estadounidenses que “hagan por Hillary lo que han hecho por mí” y la ayuden a ganar las elecciones del martes.
Este lunes, el promedio de los sondeos atribuye a Clinton una delantera de aproximadamente 2,7 puntos porcentuales, aunque la dinámica de los últimos 10 días de campaña fue favorable a Trump.
Un modelo matemático de proyección elaborado por la red de televisión NBC señala que Clinton ya tendría asegurados por lo menos 274 votos en el colegio electoral, cuatro más de los necesarios para sellar su victoria.
En tanto, el sitio web especializado FiveThirtyEight atribuye a Clinton 67,9% de probabilidades de ganar la elección, contra 32,1% para Trump.
– Sin fraudes –
En Washington, la jefa de la misión observadora de la Organización de Estados Americanos, Laura Chinchilla, declaró este lunes a la AFP que no existe “un esfuerzo sistemático” para trampear la elección presidencial del martes en Estados Unidos.
Donald Trump ha reiterado ante sus seguidores que existe la posibilidad de fraude para beneficiar a Clinton en las elecciones. Pero según Chinchilla las denuncias recibidas “vienen por igual” tanto de demócratas como de republicanos, y generalmente se refieren a restricciones en el registro e identificación de votantes.
Ya millones de estadounidenses emitieron su voto, y las estimaciones indican que la movilización de los electores latinos podría ser aún más decisiva en esta elección de lo que fue en 2012, cuando inclinó la balanza en favor de Obama.
Nunca tantos latinos –27,3 millones, cuatro millones más que en 2012; 12% del electorado nacional– han estado habilitados para votar en Estados Unidos, según el Pew Research Center (PRC).
En Florida (sureste), la participación en las urnas de los hispanos (565.000) habría duplicado a la de 2012 en la votación anticipada, según los análisis de politólogos y de una firma especializada que usa bases de datos sobre votantes, Catalist, citada por CNN.