La inesperada victoria de Donald Trump contra Hillary Clinton en las elecciones presidenciales del martes fue el giro final de una montaña rusa hecha a la medida de la televisión, a la vez que una severa lección a los periodistas sobre el peligro de las conclusiones apresuradas.
Con base en las encuestas y el pensamiento grupal, la cobertura televisiva comenzó partiendo de la base apenas disimulada de que Clinton sería la vencedora, hasta que empezaron a llegar los resultados que apuntaban a algo muy diferente. Decenas de millones siguieron el drama que se prolongó hasta la madrugada.
La Associated Press declaró la victoria de Trump a las 2:30 del miércoles, hora del este. A los 10 minutos, CNN informó que Clinton había llamado a Trump para reconocer el resultado. Aparte de la AP, los políticos vencieron a la prensa: CNN declaró la victoria en el momento que Trump salía a escena en su sede de Manhattan, y las cadenas de aire CBS, ABC y NBC lo hicieron en el momento mismo que hablaba.
“Donald Trump es la primera persona desde Dwight Eisenhower en ser elegida presidente sin haber ejercito otro puesto anteriormente”, dijo Scott Pelley de la CBS. “Y lo hizo sin la ventaja de haber ganado la Segunda Guerra Mundial”.
Menos de una hora aantes, el jefe de campaña de Clinton, John Podesta, había anunciado que la demócrata no hablaría a sus seguidores esa noche. Eso provocó un debate enconado en CNN, que reflejó el reto de sanar la nación después de una campaña tan peleada.
El ex jefe de la campaña de Trump, Corey Lewandowski, ahora analista de CNN, se mostró furioso por la decisión de Clinton y dijo que a Trump lo criticarían si hiciera lo mismo. “Corey, eres una persona horrible en este momento”, dijo el partidario de Clinton y analista Van Jones.
Los resultados fueron una reprimenda severa para los encuestadores —pocos habían pronosticado la victoria de Trump_, los consejos editoriales de los diarios y el establishment de Hollywood, que se habían alineado casi unánimemente detrás de Clinton. El período postelectoral será de un profundo examen de conciencia de estas instituciones y también de los políticos.
“Estoy sorprendida de que esto nos sorprendiera, en una campaña llena de sorpresas”, dijo Cecilia Vega, del noticiero de ABC.
El influyente blog Upshot del New York Times tenía un medidor de las probabilidades de cada candidato. Al comenzar el martes, le daba 85% de probabilidades a Clinton, pero fue variando durante la noche hasta dar la casi certeza de un triunfo de Trump.
Las redes de televisión, concentradas en el colegio electoral y los caminos a la victoria de cada candidato, prácticamente no mencionaron la posibilidad de que Clinton ganara el voto popular y perdiera la elección.
Los analistas hablaron de la fuerza inesperada de Trump en las zonas rurales, lo que David Axelrod de CNN llamó un “alarido primitivo en nombre de los votantes marginados por el status quo”. Brian Williams de MSNBC dijo que los pronosticadores no tuvieron en cuenta la cantidad de carteles en las casas a favor de Trump, a diferencia de los que apoyaban a Clinton.
“Esta es una rebelión de la clase desprotegida contra la elite protegida”, dijo Monica Crowley de Fox News.
En los próximos días probablemente habrá un coro de “te lo dije”. Kasie Hunt, del noticiero NBC, quien siguió a Clinton durante la última semana de campaña, observó que era una sucesión de pequeños actos perfectamente orquestados. Dijo que no tenía la sensación de estar cubriendo una campaña ganadora. “Y algunos me criticaron por decir eso”, señaló.
Por DAVID BAUDER/AP