Tras la protesta del 15 de noviembre, en Puerto Libre lograron fumigación semanal, con la que esperan se frenen los contagios de dengue y paludismo, publica Correo del Caroní
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Otra muerte enluta al sector Puerto Libre, en Ciudad Guayana, a causa del paludismo. Zuleima Bello falleció este viernes en la madrugada, según confirmaron sus vecinos. Tenía más de una semana en terapia intensiva en el hospital Uyapar con “malaria cerebral”.
El martes 15 de noviembre, residentes de Puerto Libre cerraron la vía Caracas en protesta por el brote de paludismo y dengue que contabiliza 60 casos en la comunidad, entre ambas enfermedades. Además, dos muertes por malaria y otra por dengue. La de Zuleima es el tercer fallecimiento a causa de malaria.
Alberto Guerrini, vecino de Puerto Libre y miembro de la comisión supervisora que se creó ese mismo martes junto al Distrito Sanitario N° 2, informó que se coordinaron con el ente jornadas de fumigación cada ocho días, con apoyo de vehículos de la empresa Ferrominera Orinoco (FMO), para atender el brote.
El director del Distrito Sanitario N° 2, Manuel Maurera, explicó este sábado que “el paludismo no es una enfermedad endémica de Caroní, es traída del sur, porque el mosquito plasmodium es selvático (…) lo que se tiene que tiene que trabajar siempre es el diagnóstico oportuno. Las personas no pueden acudir a buscar ayuda con un cuadro febril que tiene 15 días ya, porque trae complicaciones”, y con ello, la muerte.
Maurera no desmintió ni ofreció cifras acerca de la enfermedad: “Yo insisto es en el tema de la prevención. En Puerto Libre se comenzó a fumigar y se les dijo a los vecinos que deben colocar telas metálicas en las ventanas, porque los mosquitos pican es en la noche y en la madrugada”, sobre todo en las comunidades de Ciudad Guayana asentadas a orillas del río Caroní.
Atención
Tras la protesta de Puerto Libre el martes, el Distrito Sanitario habilitó el Centro de Diagnóstico Integral (CDI) de Castillito, para acercar un módulo de atención para esta comunidad que, antes de manifestar en la calle, debía dirigirse a ambulatorios de Core 8 y Manoa.
“Ha habido incomodidades en el sitio, me han dicho algunos vecinos, porque a veces no tienen los medicamentos completos. Ellos tienen, pero al perecer se agota”, explicó Guerrini. “No debemos ser la única comunidad que va a los ambulatorios pidiendo medicamentos” para el paludismo, que únicamente son distribuidos por el Estado.
Maurera alegó que sí hay suficiente tratamiento y pruebas de diagnóstico. Reveló que en Caroní están disponibles los siguientes centros para atender malaria: ambulatorios de Vista al Sol, Manoa, urbanización Gran Sabana, Pozo Verde, Río Claro, Mina Abajo y Las Mulas; y los hospitales Dr. Raúl Leoni, Uyapar y Ferrominera Orinoco.
El aumento de puntos de atención a pacientes palúdicos da cuenta de la extensión de la enfermedad que antes solo se circunscribía al sur del estado Bolívar y, en el caso de Caroní, solo en las parroquias rurales. “A las personas que vienen del sur, se les tiene que indicar allá su tratamiento y tienen que seguirlo. El diagnóstico oportuno es vital”, dijo Maurera.
Control epidemiológico
Recientemente el Instituto de Salud Pública anunció la colocación de puntos de vacunación en los peajes de Marhuanta y del puente Orinoquia, como parte del refuerzo del control epidemiológico en el estado.
Sin embargo, la expansión del paludismo en el estado Bolívar es evidencia de la flaqueza del plan en este sentido. La entidad concentra el 95 por ciento de los casos de malaria en Venezuela, la inmensa mayoría de ellos ubicados en Sifontes.
Este 2016 se ha visto un aumento exponencial de los casos presentes en Caroní, a juzgar por la protesta de pacientes en Manoa, Pozo Verde y ahora Puerto Libre. El Distrito Sanitario y el Ministerio de Salud se abstienen de hacer públicas las cifras.
“La verdad es bastante sorprendente y lamentable que la comunidad haya caído en este problema. Esta mañana fue el sepelio de Zuleima, una vecina de años”, expresó Guerrini, ampliando que en Puerto Libre incluso hay casos de personas que padecen, al mismo tiempo, paludismo y dengue. Confían que la fumigación sea semanal como acordaron, y que los medicamentos lleguen a tiempo a los enfermos.