Todas las revoluciones son coyunturas entrópicas, donde concentraciones de poder buscan naturalmente homogenizarse hacia el resto de los actores socio-Politicos. Por ser un fenómeno coyuntural, son esencialmente temporales. Nunca podrá un sistema tolerar indefinidamente una revolución, fundamentalmente porque el propósito de toda revolución es implosionar el status quo para dar lugar a un nuevo orden socio-político.
El surgimiento de nuevos actores sociales provoca una reorganización natural de la distribución del poder. Yo interpreto el poder como una energía, tal como la explicaba Einstein, que no se crea ni se destruye sino que se transforma. En estos casos, socio-políticos, la transformación es un fenómeno redistributivo del poder. Sin duda toda revolución es transformadora.
Para aquellos que cuestionan si el chavismo fue revolución o no, la respuesta es: sí lo fue, entendiendo por revolución un proceso de transformación política, violento y abrupto. Sin lugar a duda, el chavismo irrumpe contra el bipartidismo que compartían cómodamente Acción Democrática y COPEI, propósito que a pesar de haberse cumplido, la revolución no logra superar. Por qué no lo supera? Porque de cumplir su objetivo, la revolución perdería su razón de existir. Pareciera que son los únicos que no aceptan que ya los venezolanos no necesitan revolución, es un fait accompli.
Surge el Movimiento Quinta República, precursor del PSUV, como actor transformador revolucionario, con las características ya descritas. Entre tanto, el fenómeno de su ascenso al poder estimula la aparición de otros nuevos actores socio-Politicos como Primero Justicia y Voluntad Popular, una dinámica que también obliga la revisión de los partidos preexistentes. No señalo meramente la aparición de una nueva “marca” política, como fue el caso de otros “nuevos” partidos, me refiero auténticamente a la aparición de una nueva cultura política organizada y representada con nuevos símbolos, códigos y objetivos, con el que la sociedad se encuentra identificada. Este nuevo ecosistema es el que demanda una ruptura del status quo, que exige una nueva distribución del poder.
La revolución ha quedado invalidada porque su propuesta única de valor no tiene clientes. Se planteó y se organizó para ser revolución y ya cumplió su tiempo y propósito. Su propuesta, su mensaje ya no representa el sentimiento popular.
Lastimosamente su indisposición de permitir un nuevo orden político, la orienta a mal utilizar el poder sólo para permanecer en él, dándole la espalda a las necesidades de toda una sociedad, incluso amenazando con violencia a sus propios ciudadanos. Por esto el poder popular originario, el soberano, debe preparar su propio cambio de escenario, y si desea sostener su espíritu democrático, procurar por su hecho electoral, preparar su “Revocatorio Popular”.
El dispositivo que por excelencia se reconoce como válvula reguladora de la configuración del poder es el voto. Por esto las elecciones son de suma importancia para el reconocimiento de un sistema democrático. No solo para reconocerlo, sino para validarlo como tal. Por esto, el final de toda revolución es el hecho electoral que finalmente incluye los nuevos actores socio-Politicos y da lugar a una nueva configuración del poder gubernamental. En nuestro caso será el Revocatorio el que dará inicio a este proceso.
El modelo de democracia representativa permite que los actores socio-Politicos ubiquen sus representantes en posiciones dentro del poder. Por esto un sub componente del voto es la alternabilidad, que permite periódicamente adaptar la configuración del poder a las transformaciones sociales, manteniéndolo vigente. Por eso el voto es fundamental para toda democracia, para deponer lo viejo y poner lo nuevo.
Cuando la gente pregunta cómo se va a resolver la crisis actual, existen muchos posibles escenarios futuros que pueden desencadenarse, pero solo UNA manera de resolver la crisis. Esta es reconfigurar la distribución del poder hacia una fórmula verdaderamente representativa e inclusiva, y eso inevitablemente exige: permitir-al-pueblo-votar.
?Por qué debemos insistir y presionar para un Referéndum Revocatorio en el 2016? Porque es la vía más pronta a la resolución del conflicto; esto sin ahondar en las condiciones reglamentarias ya cumplidas, ni redundar en el hecho de que es una prerrogativa del Pueblo con rango constitucional que no puede ser desconocida.
Nuestras circunstancias superan la crisis política para sumar al conflicto criminalidad y carestía, una muy peligrosa combinación de elementos inflamables. Todos con vía de resolución solo desde el poder.
Contrario a la falacia del dilema “diálogo o violencia” que se ha pretendido posicionar, el hecho que verdaderamente provocará un estallido social es la resistencia del status quo a reconocer el poder popular. El poder del voto es el único ejercicio organizado de poder que tiene el pueblo, la alternativa es fuerza bruta.
Con tanta miseria, hambre y sufrimiento quién puede plantearse Diálogo o sangre? Yo diría mas bien: REVOCATORIO POPULAR YA!