El presidente de Bolivia, Evo Morales, participó hoy en unos rituales indígenas para pedir lluvias en un pueblo del altiplano cerca de la ciudad de La Paz, donde hay una crisis por racionamientos de agua debido a la sequía.
EFE
Tras participar en una ceremonia con bailes organizada por una comunidad aimara, Morales dijo que en buena hora ya había llovido antes de que él llegue al lugar, por lo que los rituales fueron hechos “para seguir haciendo llover para toda Bolivia”.
Dijo que las ceremonias para pedir lluvias siempre fueron parte de la vida de las comunidades indígenas y que siendo niño y adolescente quedaba sorprendido por la llegada de las lluvias.
“Ojalá llueva”, pidió el mandatario, para después lamentar que sectores “de la derecha” le culpen a él por la falta de lluvias y de que se hayan secado varias lagunas en la zona andina.
Poco después de los rituales en los que participó el gobernante, comenzó a llover en La Paz, aunque el evento estaba pronosticado por el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología para este domingo.
La sequía que golpea Bolivia han provocado racionamientos de agua sobre todo en La Paz, la sede del Gobierno del país, y en El Alto, ciudades vecinas donde viven alrededor de dos millones de personas.
Los racionamientos por horas y la provisión de agua por cisternas comenzaron el 8 de noviembre para 94 barrios de La Paz, pero en la última semana ya son alrededor de 150 las zonas afectadas.
Según cálculos iniciales alrededor de 350.000 paceños, un tercio de la población de La Paz, está afectada por los racionamientos, aunque esa cifra corresponde solo a los 94 barrios citados y falta sumarle el nuevo número de damnificados que aún se desconoce.
La nueva autoridad de la entidad reguladora del servicio de agua, Víctor Hugo Rico, calculó hoy que en 2018 se normalizará la provisión del líquido para la sede boliviana de Gobierno.