Los cubanos se preparaban el lunes para decir adiós a Fidel Castro, su líder por casi medio siglo, y cuya muerte dejó un vacío entre sus seguidores, incertidumbre respecto a la continuidad de las reformas económicas y sobre la relación diplomática con Estados Unidos, reseña Reuters.
El ex guerrillero marxista que gobernó hasta que entregó el cargo a su hermano menor Raúl luego de una enfermedad en 2006, murió al viernes a los 90 años, tras lo cual la autoridades decretaron nueve días de luto.
Cuadrillas de obreros trabajaron frenéticamente el fin de semana para afinar los detalles de los funerales que comenzarán en el Memorial “José Martí” en La Habana, situado en el corazón de la Plaza de La Revolución, el escenario de extensos discursos del ex presidente.
José Luis Herrera dijo que asistiría al acto fúnebre del lunes luego de trabajar el domingo, junto con otros 11 hombres, para colocar una gigantografía del Comandante en la Biblioteca José Martí, uno de los edificios adyacentes a la Plaza.
“Es mi Dios (…) Es quien me ha guiado a mí y a mis hijos”, dijo el hombre visiblemente afectado y quien comparó el dolor que siente por la muerte del líder izquierdista con la pérdida de un padre o una madre.
Entre el lunes y el martes está previsto que decenas de miles de personas asistan al Memorial para rendirle homenaje como expresión de la voluntad de dar continuidad a sus ideas socialistas.
“Fidel se merece que todos vengamos, es un compromiso patriótico, nosotros lo amamos”, dijo Lidia Rodríguez, una estudiante de Ciencias de la Comunicación de 28 años, quien estaba paseando por la plaza.
AMOR Y ODIO
Las cenizas del Comandante, amado por muchos y odiado por otros, serán llevadas desde el miércoles y hasta el sábado a Santiago de Cuba, siguiendo un itinerario que rememora “La Caravana de la Libertad”, el trayecto que hizo con otros revolucionarios en enero de 1959.
La ceremonia de inhumación se realizará el próximo domingo en el cementerio de “Santa Ifigenia”, de Santiago de Cuba.
Algunos turistas quedaron sorprendidos por la muerte de Castro al aterrizar en Cuba y otros lamentaron tener que regresar antes de las honras fúnebres.
Martha Pons, una visitante de México, había llegado el jueves a La Habana para asistir al concierto del sábado del tenor español Plácido Domingo, el cual fue suspendido por la muerte de Castro.
“Al conocer la noticia se me pusieron los pelos de punta, estamos muy impresionados (…) llegamos un día y todo era fiesta, la alegría del pueblo cubano (…) estábamos en el Hotel Nacional y a la hora que empezó a extenderse la noticia, (fue fuerte) ver la cara de la gente, con tristeza”, dijo Pons.
“Lo que me tiene muy impresionada es el amor que el pueblo cubano le tenía (…) y eso te conmueve más porque lloran”, dijo muy cerca al monumento al José Martí, en la Plaza.
El Gobierno cubano está enfocado en una serie de reformas para modernizar su frágil economía, pero tras el triunfo en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del republicano Donald Trump, muchos dudan en la isla que continúe el acercamiento iniciado hace dos años con el mandatario estadounidense, Barack Obama.
“Estoy muy triste (…) Pero no creo que haya muchos cambios políticos hacia adelante con la Revolución porque está muy firme. Pero tengo esperanza de que acabe el bloqueo de Estados Unidos”, dijo Tamara Suárez, de 45 años, quien trabaja en una cafetería privada.
Sin embargo, Reince Priebus, quien será jefe de gabinete de Trump a partir del 20 de enero, dijo el fin de semana que el nuevo mandatario pediría más libertades políticas al Gobierno cubano y que si no las consigue, la apertura retrocederá. El presidente electo tildó de “dictador brutal” a Fidel Castro, tras su fallecimiento.
“No va a ser una relación unidireccional de Estados Unidos hacia Cuba sin que haya medidas del Gobierno de Castro”, dijo Priebus al programa de televisión “Fox News Sunday”.
Por Nelson Acosta y Ana Isabel Martinez/Reuters