Después de la muerte de Fidel Castro y del ascenso de Trump a la Casa Blanca se podrían esperar cambios en Cuba y Venezuela. Con los Republicanos de vuelta en el poder, lo más probable es que la política de contención fijada durante más de 50 años e interrumpida por la administración Obama, vuelva a tomar su curso, de acuerdo a lo que anuncia el propio Trump y quienes se espera formen parte de su administración.
Obama se había planteado cambiar la historia debido a los escasos resultados obtenidos contra el gobierno de la Habana y el rechazo internacional al embargo. Más bien a través del tiempo los Castro le sacaron provecho como víctimas y acuerparon al país con la excusa del bloqueo.
La idea de Obama era penetrar a Cuba económica y culturalmente y lograr una transición progresiva, en virtud de que por razones cronológicas la vieja guardia está dejando el poder. El mejor ejemplo es la muerte del propio Fidel.
Los Castro le sacaron siempre gran provecho a la URSS, al convertirse en su bastión y punta de playa, en el hemisferio Occidental. Eran los exportadores de la revolución marxista en América Latina. Al caer el “Muro de Berlin” y vivir el angustiante periodo especial apareció Chávez y ahora Maduro, dándoles oxígeno.
Cuando Venezuela empezó a hundirse, llegó la propuesta de Obama, que para muchos era una especie de abrazo ( para algunos del Oso), que conduciría la transición hacia la democracia. Los sectores más radicales, percibieron el acercamiento de Obama como errático, condescendiente con el régimen, y nunca entendieron los verdaderos propósitos de la inoculación capitalista. Sin embargo, el régimen Castrista ha dado muestras de que no se deja penetrar, sino hasta donde le conviene.
Hoy otra hipótesis que se maneja es que un hombre de negocios como Trump, no ponga límites al comercio con la isla y continúe el proceso actual lo que parece cuesta arriba. Lo definitivo, es que a Cuba le queda una empobrecida y declinante Venezuela cómo tabla de flotación. A la que han aprovechado hasta el cansancio. Sí los Republicanos quieren debilitar a fondo el régimen cubano, tendrán que estimular cambios en el gobierno de Venezuela, el gran socio de la isla.
La expectativa del gobierno de Trump tiene que ver con una agenda para América Latina, que propone la construcción del Muro en la frontera con México, la expulsión de los inmigrantes indocumentados, el revocatorio del Nafta, ponerle impuestos a las remesas que parten del país del norte, y el acabar con los acuerdos de libre comercio con la región. Mientras tanto, el gobierno Venezolano con publicidad pagada en el país del norte y gastando cifras millonarias, exige la derogación del decreto Obama, con la ilusión de que Trump cambie la política. Cuando lo más probable es que o todo siga igual o exista una posición más dura contra una Venezuela ya devastada económicamente.
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