Para nadie es un secreto ni pretendemos que lo sea, durante meses fuimos consistentemente negativos en torno a la posibilidad que en la OPEP llegara concretarse un pacto de cierre de producción. Ya lo dijimos ayer, lograron llegar a un acuerdo que nos parecía imposible y nos equivocamos.
Por Horacio Medina @unape
Sin embargo, nos queda “el derecho al pataleo” y la necesidad de presentar a ustedes una visión en frío de lo ocurrido, útil para entender muchas cosas, siempre reconociendo nuestra equivocación. Me confieso, una vez más, en favor de dejar que los mercados se corrijan.
Desde el primer trimestre del año 2016, se generó una suerte opinión generalizada que apuntaba hacia la OPEP y su rol de corrector, de equilibrador del mercado. El mundo bursátil, financiero y económico se mostraba a la expectativa: ¿Qué hará la OPEP? En una suerte de regreso al pasado se apuntaba a que la OPEP necesitaba equilibrar la oferta y la demanda del petróleo en el mundo, a través de un corte controlado de producción.
La presión surte efecto y en abril comienza a fraguarse el acuerdo que se anunció el 30 de noviembre. Todos debemos recordar la reunión de Doha, en abril, tipificada como un fracaso. Vemos ahora una retórica cuidadosamente planificada y constante, “fugas” de los funcionarios de la OPEP a los medios de comunicación, comentarios de la personalidad de Rusia sobre su voluntad de unirse a la OPEP, por un lado, pero cada quien haciendo sus esfuerzos para acelerar el aumento en la producción. Recordamos incluso, el aparente desacuerdo entre el ministro de Petróleo de Rusia y el propio Putin. Los mercados subían y bajaban dependiendo de los titulares de cada jornada, que eran dudosos y vagos, y que podían interpretarse de muchas maneras. Ahora bien, más que toda esta historia lo importante son las cifras, las reales de producción.
Pues bien, preguntemos ¿Cuánto producía la OPEP con un mercado demandando un corte, justo cuando comenzaron las conversaciones en la reunión del 17 de abril en Doha y con el precio del Brent fue de $ 41.50 $/B? pues en promedio durante el primer trimestre de 2016, por fuentes secundarias, la OPEP estaba produciendo 32,5 millones de barriles por día.
La reunión, en apariencia fracasó y en los meses subsiguientes mientras se hablaba de conversaciones para reducir producción, todos los países que podían trabajaban sin cesar para aumentar la producción. Lo lograron, la OPEP alcanzó los 33,6 millones de barriles diarios. Justo en ese momento acordaron “cortar”, reunión de Argelia en septiembre con preacuerdo, escaramuzas de negativas, pulso de fuerza entre los grandes y, finalmente se acordó un corte sobre los 33, 6 millones de barriles, para llevar la producción a 32.5 millones de barriles por día, exactamente donde estaban antes de Doha, cuando todo el mundo estaba pidiendo que la OPEP que cortara, dado el excedente en el mercado. Sin duda un movimiento brillante por parte de la OPEP, una jugada maestra.
Al anunciarse todos los mercados aplaudieron! ¡Los precios subieron! y siguen al alza!! Un aumento notable manteniendo la misma producción de abril, hay una ganancia en precio mayor a los 10 $/B.
Es por esto que expresamos ayer y reiteramos hoy que es un juego suma cero, no ha pasado nada en realidad. Los números no mienten, estamos justo en el mismo lugar de abril con un precio mayor y con la opción abierta para que producción de petróleo no convencional de los Estados Unidos entre al mercado. La OPEP hizo lo que necesitaba hacer: cambiar la percepción y no los fundamentos.
Pero es obvio que a lo interno hay beneficiados y perjudicados, Arabia Saudita habla de soportar el mayor peso del cierre, pero en realidad si vemos que en el 1er trimestre de 2016, promedio 10 millones 147 mil barriles y ahora luego del acuerdo queda en 10 millones 58 mil barriles por dia, veos un cierre de 89 mil barriles diarios y un aumento en el precio de 10 $/B. ¡Touché!
Un pequeño recorte, pero como se trata de un juego de suma cero, otros miembros también deben estar variando. ¿Qué países afortunados obtienen la distinción del aumento? Veamos qué dicen los números. Los ganadores más grandes son dos productores más grandes, Irak e Irán, aumentando la producción desde la era pre-Doha. Indonesia que a pesar de estar operando fuera de la OPEP ahora con una membresía suspendida, está produciendo 720.000 barriles por día, un poco más con relación al reunión en Doha. Libia y Nigeria también están exentos de los recortes y estarán aumentando a medida que sean capaces.
Mientras tanto, Venezuela, está tomando relativamente un enorme recorte, 95 mil barriles por día, mientras los sauditas cerraron 89, todo relacionado con el primer trimestre de 2016, en la reunión de abril en Doha. También, el pequeño productor Gabón, además de Qatar, han sido afectados un recorte relativamente grande. Para el régimen venezolano esto ha sido un gran éxito y tal vez sea así. Ellos han logrado anunciar, sin costo político, que Venezuela ha perdido 1 millón 250 barriles en su cuota y que, lejos de haber alcanzado lo previsto en el plan de negocios 2002 que apuntaba a una producción sostenida de 4 millones 200 mil barriles por día a partir del 2010, ahora Venezuela produce menos de 2 millones de barriles por día. Para el régimen un exitazo, para Venezuela una tragedia que pocos perciben.
Así, mientras que las cifras generales de producción de la OPEP no presentan cambios con relación a la reunión de Doha, en lo interno la distribución de la producción dentro del grupo está cambiando, para tener un suma cero.
Pero hay que reconocerlo, en Doha todo quedo igual y fue un fracaso, el 30 de noviembre en Viena se considera un éxito y los volúmenes son los mismos. El precio es 10 $/B, más alto, pero ¿será sostenible? Solo el tiempo y las jugadas de maestros lo dirán.