Nicolás Maduro, explicó ayer, el funcionamiento del mercado mundial petrolero, el rol de la producción de Venezuela en él y narra lo que considera son los fundamentos de rentabilidad necesarios.
Maduro orgulloso mostró ayer en cadena nacional una lámina afirmando “ayer nuestro petróleo pasó de, ayer nada más, de 38,08 a 42,18 dólares el barril”
“Hemos tenido la etapa de precios bajos más prolongada, podríamos decir que 48 meses” afirmó Maduro. Es curiosa su afirmación, cuando su gobierno regula los precios de una amplia cesta de productos locales, muchos de ellos congelados por más de tres o cuatro años, logrando que finalmente desaparezcan del mercado.
Respecto al acuerdo cartelizado de reducción de la producción para que aumenten los precios, que es un acto ilegal en Venezuela y en la mayoría de los países del mundo, Maduro afirmó que “estamos defendiendo los intereses de nuestros países, que están en armonía absoluta con los intereses de la economía del mundo, de la estabilidad energética, de la necesidad de reponer inversiones”. Si bien la reposición de inversiones no las logró el gobierno con una administración sana, sin corrupción y con ahorros, pretende ahora fingir que las logrará con un alza temporal e inestable en los precios mundial del crudo.
“Nosotros tenemos un costo de producción cercano a los 20 dólares (…) algunos países estaban vendiendo por debajo de su costo de producción” y continuó “Así que se necesita reponer las inversiones y garantizar la estabilidad de la producción necesaria del crudo y de los productos derivados” afirmó Maduro hablando como si fuese el presidente de Fedecámaras criticando a su gobierno.
Las matemáticas indican que con un costo promedio de 20 dólares por barril y un precio de 38,08 el margen de comercialización era de 90%. Al subir el precio a 42,18 el margen se incrementó a 111%. Un margen prohibido en Venezuela, que está limitado por el gobierno de Maduro al 30%.
En la lógica capitalista de Donald Trump, la empresas deben ser rentables, tal como lo quiere Maduro para Pdvsa, pero a diferencia de Trump, que quiere a millones de empresas produciendo y siendo rentables en EEUU, Maduro le declaró la guerra a la oferta nacional, convirtiendo a Venezuela en un país miserable y cada vez más dependiente del petróleo y de la decadente Pdvsa y sus socias extranjeras.
“Victoria de la diplomacia bolivariana de paz y toda Venezuela tiene que sentirse expresada por este logro” afirmó Maduro sobre la reducción de la oferta. Donald Trump no se atrevería a tanto. Lo tildarían de ultraderechista (lapatilla.com)