Está claro, en Venezuela existe una oposición que lucha con sacrificio por la recuperación de la democracia y la dignidad de los venezolanos y otra que “dialoga” (¿o pacta?) con el gobierno nacional, permitiendo que Nicolás Maduro se recupere y se mantenga en el poder.
Los tiempos políticos en Venezuela exigen con prontitud la toma de decisiones en la mesa de negociaciones que hasta ahora solo ha beneficiado a un gobierno que logró su objetivo de llegar al 2017, sin posibilidad real de un revocatorio y sin un cronograma concreto de elecciones.
En Venezuela mueren al menos 80 personas diarias a causa de la delincuencia, sin mencionar a los miles de venezolanos que han fallecido por de falta de medicamentos, los centenares de niños que padecerán daños irreparables por la falllas en su alimentación. ¿Cómo se nos puede pedir un día más a los venezolanos? ¿Cómo se toman vacaciones, y se fija como fecha de una nueva reunión el 13 de enero?
Cada día que pasa y el gobierno de Nicolás Maduro Moros sigue en el poder, es una responsabilidad que los negociadores del dialogo tendrán que asumir ante la historia, pues no solamente se extiende el suplicio económico de los venezolanos, sino que sigue degradándose la democracia y el derecho humano a elegir y ser elegidos, a la vida, la libertad y la dignidad misma.
Mientras hay venezolanos que están siendo torturados justo en este momento en “La Tumba”, en Ramo Verde y en las demás cárceles políticas, el gobierno toma oxigeno y gana tiempo, supuestamente negociando una vía democrática de cambio político.
¿Quién dijo que la protesta pacífica y la defensa de principios morales no es democrático? ¿Acaso es más democrático jugar a la diplomacia mientras los venezolanos se mueren de hambre, de desatención en los hospitales o en manos del hampa desatada?
Nuestro espíritu democrático y el texto constitucional consagran nuestro derecho a la lucha. ¿Nos vamos a dejar quitar este derecho por un dictador y su séquito de cómplices?.
@judithsukerman /judithsukerman@yahoo.com