Keith Crowell quiso darse un lujo al asistir a una barbería y cometió el error más grande de su vida.
Al parecer el barbero carecía de una mano firme y le dejó dos cortes “inofensivos” debajo de su mentón que al pasar de los días se convirtieron en queloides.
Los especialistas lograron removerle más de 20 kilos de tejido, sin embargo, siguieron creciendo hasta convertirse en un tumor maligno que le dificulta su respiración y la capacidad de comer y dormir.
Pese a que su seguro se rehusó a costear con los gastos pues, calificaron las intervenciones como “cirugías cosméticas”, Crowell abrió un fondo de donaciones y viajó a Nueva York en donde siguieron tratando su caso.