Durante este dramático año 2016 muchos venezolanos recordamos, con rabia unos, con frustración otros, pero todos con tristeza y molestia, años anteriores en los cuales no se producían colas para poder comprar alimentos, productos básicos, medicinas de cualquier tipo; no había aglomeraciones porque todos los productos se conseguían y las insuficiencias eran sólo eventuales. Fueron otros tiempos con problemas ciertamente, pero ninguno tan humillante, ofensivo y desesperante para los ciudadanos.
Este 2016 agotador con demasiados errores, disparates, traspiés por ideología tergiversada e interpretaciones equivocadas tuvo siempre la firma presidencial. Algunos comentaristas, sin que por ello muestren malsana alegría, piensan que Chávez tuvo suerte al sucumbir antes que la estructura revolucionaria se derrumbara. Morirse no es cuestión de suerte, pero que te dejen una herencia envenenada, corroída, sí que es mala estrella.
Maduro ha demostrado que no tiene control, ni idea realista de lo que hay que hacer para parapetear al país. Más bien, no concibe ni es capaz de realizar un autoanálisis serio que le permita corregir lo que hizo mal, e incluso peor, en años de gobierno invariablemente equivocado, no sólo no censuró las faltas de Chávez, sino que las prolongó, amplió, profundizó. Y además, habla demasiado, siempre suena vacío y nada creíble, como esa manía obsesiva y enfermiza, que le hace quedar siempre mal, de anunciar que ha detectado conspiraciones de todo tipo afirmando que tiene las pruebas que mostrará después, y que nunca exhibe, los complots que denuncia son misterios fantasmagóricos.
El Presidente ni siquiera ha tenido el arrojo elemental de platicar con claridad a los ciudadanos. Nadie le pedía que se alegrara por el rotundo fracaso electoral, pero lo menos que debió hacer, era anunciar cambios en las estrategias fracasadas y nuevas medidas de ajustes. Y ¿por qué no?, considerar la idea de renunciar. La dimisión es un acto voluntario, una decisión de valentía y dignidad que muy pocos venezolanos poseen.
No hizo nada, evadió el tema, desconoció la voluntad popular y obvió planteamientos. Se aferró tozudamente al mismo tipo de mensajes, anuncios y amenazas que habían derrotado a los candidatos oficialistas, apenas indicó que cambiaría el Gabinete, medida elemental tras un desastre político y una hecatombe económica, pero el tiempo pasa, los ministros se reciclan y nadie puede planificar ni asumir cuál será el nuevo camino, ya que en la versión Maduro no hay vía alguna, sólo incertidumbres y tinieblas. Maduro se destaca como el Presidente de los errores, y nada indica que en 2017 vaya a ser iluminado por el Espíritu Santo que más bien pareciera lo encandila y enceguece con la luz divina.
Todo demuestra, que el Gobierno madurista se empeñará en mantener sus conceptos erróneos que llevan, inevitablemente a una profundización, no del socialismo sino del desastre, a un enfrentamiento y castigo saboteador constante a la iniciativa privada. El empresariado, desde los grandes consorcios hasta los pequeños productores y comerciantes, está claro de lo qué hay que hacer, y por saberlo están conscientes que 2016 será un año casi bueno en comparación con los crecientes problemas fáciles de prever para 2017.
Algunos especialistas estiman que durante este nuevo año se producirá una recuperación progresiva del precio petrolero de hasta $50. Eso es lo bueno. Lo malo es recordar, que el colapso económico comenzó cuando el promedio cayó entre 70 y 80 dólares, con ese precio el desorden oficialista no aguanta la presión, es administrativamente incompetente. Imagínense un 2017, en las condiciones de ruina en que está el país, con un Gobierno absolutamente inepto e incapaz. Basta sacar una cuenta elemental y comparar el resultado con las gigantescas deudas interna y externa.
El sector privado conoce al detalle el colosal reto de rescatar empresas que por la caída del mercado, carencia de divisas, abusos y controles o simplemente porque fueron estatizadas por las buenas o las malas, se convirtieron en improductivas, cuando no en cargas burocráticas. El empresario organizado está convencido que debe y puede generar sociedades productivas en los años por venir, tarea difícil pero no imposible. Para empezar, hay que forjar una gran confianza para inversionistas, elemento y convicción de las cuales el Gobierno madurista simplemente carece.
El Estado debería disponer de personal con conocimientos gerenciales y técnicos, justamente el tipo de recurso humano que el madurismo ha demostrado que no tiene, ni busca ni le interesa. El desprestigiado e ineficiente sistema cambiario, creado por revolucionarios ignorantes, que niega divisas y/o distribuye a conveniencia, castigando duramente la seguridad y emprendimiento.
Los problemas de los empresarios establecidos son sencillos en una economía normal, pero gigantescos por los criterios obsoletos del Gobierno. Dificultades que simplemente no entiende, o considera erróneamente “guerra económica”. Aunado al complejo trabajo que espera a la mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional que comienza este 5 de enero, amenazada por la anunciada actitud inamistosa.
El engaño, las estafas y demás triquiñuelas políticas estarán a la orden del día y para ello los ciudadanos debemos estar preparados. La mesa de diálogo, no debe repetirse en las mismas condiciones leoninas y de chantaje. La MUD debe reorganizarse y dar paso a nuevos actores, de lo contrario, los ciudadanos de a pie vamos a terminar añorando a 2016 como un período mucho más grato y fácil que este complicadísimo venidero 2017, en la que la sociedad civil, los venezolanos comunes y el pueblo en general, tendrán protagonismo sobresaliente a pesar de quienes desean ignorarlo y silenciarlo.
Aún así, les deseo a todos los lectores que han tenido la gentileza y paciencia de seguir estos comentarios durante el año que termina, y que confiamos sigan leyendo en ese muy arduo 2017, que por encima de todas esas dificultades disfruten de mucha felicidad y salud, tengan éxito y alegrías junto a sus familias, en el nuevo año que se nos avecina.
Un fuerte abrazo solidario, feliz año nuevo 2017 y nuestros mejores deseos de paz.
@ArmandoMartini